jueves, 23 de enero de 2014

María y José...

Todo el bien del matrimonio se realiza en el de los padres de Cristo

A partir de este momento, la Santísima Virgen fue confiada a San José, su Castísimo esposo. Esta unión fue celebrada según el uso de los  tiempos antiguos; los novios se daban la mano; el novio ponía un anillo al dedo de su novia, y la bendición del pontífice daba el sello espiritual a la promesa recíproca de vivir juntos para la eternidad.

Un tiempo después, las bodas de la Santísima Virgen y de San José se llevaron a cabo en Jerusalén, las fiestas duraron siete días; a continuación, los Santos esposos volvieron a Nazaret. Desde el siglo XVI, la Iglesia Católica celebra tradicionalmente este Santo compromiso (que es un modelo obviamente para todos los novios) el 23 de enero:

«Todo el bien del matrimonio se realiza en el de los padres de Cristo: el niño, la fidelidad y el Sacramento. El niño, lo reconocemos en el Señor Jesús; la fidelidad en que no hubo adulterio; el sacramento en  que no hubo ninguna separación. Hay solo una cosa ausente: la unión carnal» (San Agustín, obispo de Hipona - Padre y Doctor de la Iglesia)

No hay comentarios:

Publicar un comentario