Aniversario...

ROMA.- Francisco no está en el Vaticano. Para el tradicional retiro de Cuaresma, el primer papa jesuita quiso irse junto a la curia romana del lugar en el cual vive desde hace un año, para meditar en las afueras de Roma, en una austera y simple casa para ejercicios espirituales de los paulinos en Ariccia.

Aunque es una coincidencia que el retiro de Cuaresma haya caído justo en el primer aniversario de pontificado, la ausencia del Papa del Vaticano es considerada un símbolo de su sobriedad, de su austeridad, otro gesto de desacralización del papado de Jorge Bergoglio u otro llamado a la conversión.
Fiel a su perfil bajo, a ese considerarse un "cura normal", no un Superman, como dijo claramente en la entrevista que le concedió la semana pasada al Corriere della Sera, a Jorge Bergoglio no le hubiera gustado festejar su primer año en el trono de Pedro triunfalmente en el Vaticano.
Aunque él no está en la Santa Sede y seguramente preferiría que pasara desapercibido, el primer aniversario de su pontificado no pasa hoy inadvertido.
Ríos de tinta en los diarios de todo el mundo, documentales, programas especiales de radio y televisión, nuevos sondeos que confirman su extraordinaria popularidad, seminarios, convenios, flamantes libros sobre la "revolución" del primer papa del fin del mundo, mensajes, homenajes, cadenas de oración, marcan la celebración del primer año de Jorge Bergoglio en el trono de Pedro.
Como reveló el libro Francisco, Vida y Revolución, de esta corresponsal, el Papa fue elegido en la sexta votación de la tarde del 13 de marzo, con casi 90 votos. La quinta votación, en la que el ex arzobispo de Buenos Aires superó el quórum de 77 votos, en efecto, debió ser anulada después de que los escrutadores en el recuento vieron que había una papeleta de más, que se había pegado por error a otra.
Al margen de los balances de un primer año que representa el principio de un período de renovación, de cronologías, de álbumes con las imágenes más simbólicas de un año que, coinciden los expertos, dio lugar a un nuevo capítulo en la historia de la Iglesia, de mano de un papa outsider que con coraje volvió a encender los corazones, salieron a la luz testimonios que hablan claramente del gran cambio en acto.
En una entrevista con Radio Vaticana, monseñor Alfred Xuareb, el maltés que fue secretario personal de Benedicto XVI, papa emérito, pero ahora también de Francisco, confesó que lo que más le impacta de Bergoglio es su determinación, su ser profundamente espiritual y su capacidad de trabajo.
"No pierde ni un minuto, trabaja incansablemente. Y cuando siente la necesidad de tomarse un momento de pausa, no es que cierra los ojos y no hace nada: se sienta a rezar el rosario. Pienso que reza al menos tres rosarios por día. Y me dijo: «Esto me ayuda a relajarme»", contó.
"Después, retoma el trabajo, recibe una persona después de otra, escucha con atención y recuerda con extraordinaria capacidad todo", agregó.

"El Bergoglio sencillo"

Otra persona muy cercana al Papa, el ceremoniero argentino, monseñor Guillermo Karcher, destacó en una entrevista con Vatican Insider que, aunque ahora es el Papa, Bergoglio sigue siendo la misma persona.
"Me llama la atención la continuidad en su forma de ser, sigue siendo el Bergoglio sencillo, profundo, coherente. Se lo ve tranquilo en las decisiones que va tomando, en el discernimiento que va haciendo. Él estaba preparando su retiro y de buenas a primeras se encontró con la confianza de Dios puesta nuevamente en su persona. Este mandato apostólico le ha dado un nuevo entusiasmo", aseguró. Además, confesó que lo que más le llama la atención es ese "sexto sentido" que tiene.
"En una ocasión entre el público había un hombre parapléjico y él detuvo el papamóvil, bajó, lo saludó y lo bendijo. Al día siguiente yo le pregunté cómo había advertido en medio de la multitud la presencia de esta persona necesitada del contacto con Pedro. Él me respondió: «Yo lo siento». Cuando me lo dijo di un paso atrás porque pensé: «Acá estoy ante Su Santidad». Para descubrir la necesidad en medio de miles de personas se necesita de un «sexto sentido», hay algo más", concluyó.

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