martes, 8 de abril de 2014

Mensaje...

Mensaje a los consoladores de Jesús y María

Pensemos un poco. 
Dios ha creado al hombre por amor y para el amor, pero el hombre, pecando, se ha vendido al odio, y Dios para salvarlo y volverlo a la justa vía del amor, ha enviado a su Hijo Unigénito. De esto se deduce que quien quiera reparar y consolar al Corazón de Dios, no tiene más que dejarse amar por Él y a su vez ofrecerle amor, porque Dios lo tiene todo y no necesita de nada, pero lo que no tiene es nuestro corazón y libertad, y eso es lo que busca y desea.
Así que la mejor manera que tenemos de consolar a Dios, es amándolo. Amando a Dios sobre todas las cosas, y al prójimo como a nosotros mismos. No es difícil lo que Dios quiere de nosotros. Es más, ésa es nuestra vocación: amar. Si no amamos, entonces no nos realizaremos como personas, porque no habremos cumplido la misión que el Señor nos asignó, y seremos unos eternos fracasados en el Infierno, que es el reino del odio.
Para consolar a Jesús y a María hay que amarlos. ¿No es difícil, verdad? Porque basta considerar lo que Ellos sufrieron por nosotros, y espontáneamente surge la compasión y el amor, si es que no somos como animales incapaces de compadecernos del dolor ajeno.
Demos amor a Jesús y a María, y TODO lo obtendremos, en la tierra y en el Cielo, porque Ellos no se dejan ganar en generosidad y premian con el mil por uno a quien los ama.

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