viernes, 25 de julio de 2014

Vivir católico...

Vivir católico

Después de una enfermedad. 
A veces, apurados y trajinando en estos tiempos modernos, nos olvidamos de las cosas realmente importantes y vamos corriendo tras las ilusiones como el niño tras la mariposa multicolor. Y no nos damos cuenta que detrás de estos señuelos, está el demonio, que hace todo lo posible para apartarnos del camino del bien. Pero no lo hace de golpe, sino que paulatinamente nos va como distrayendo, hasta que después se nos hace muy difícil volver al camino del bien.
Por eso es que a veces Dios permite en nosotros algún sufrimiento o enfermedad, y mediante este dolor, nos hace entrar en nosotros mismos, nos hace recapacitar y añorar el tiempo en que estábamos bien. Lamentamos esta situación y, con la ayuda de Dios, prometemos que si mejoramos, si salimos de dicho estado, haremos las cosas bien y aprovecharemos mejor el tiempo.
¡Qué misericordioso es Dios que con estos sacudones nos endereza y nos abre los ojos para que veamos la realidad!
Así que si hemos estado enfermos y por gracia de Dios nos estamos recuperando, no desperdiciemos el tiempo que nos queda por delante, porque no sabemos cuánto será, y hay que aprovecharlo para hacer el bien y ser cada vez mejores y más buenos.
Algún día llegará también la última enfermedad, de la cual no surgiremos. Ya que el Señor ha dispuesto que esta enfermedad actual, y de la que nos estamos recuperando, no sea la última, hagamos el propósito firme de emplear muy bien el tiempo en adelante. Si hacemos así, seremos las personas más felices y agradecidas de la tierra, porque estaremos agradecidos con Dios, que nos da una nueva oportunidad, y con la vida, que nos regala un tiempo más para compartir con quienes amamos.

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