miércoles 9/SEP/15
Evangelio del día.
Lc 6, 20-26.
Bienaventuranzas.
Jesús, fijando la mirada en sus discípulos, dijo: ¡Felices ustedes, los pobres, porque el reino de Dios les pertenece! ¡Felices ustedes, los que ahora tienen hambre, porque serán saciados! ¡Felices ustedes, los que ahora lloran, porque reirán! ¡Felices ustedes, cuando los hombres los odien, los excluyan, los insulten y proscriban el nombre de ustedes, considerándolos infames a causa del Hijo del hombre! ¡Alégrense y llénense de gozo en ese día, porque la recompensa de ustedes será grande en el cielo! ¡De la misma manera los padres de ellos trataban a los profetas! Pero ¡ay de ustedes los ricos, porque ya tienen su consuelo! ¡Ay de ustedes, los que ahora están satisfechos, porque tendrán hambre! ¡Ay de ustedes, los que ahora ríen, porque conocerán la aflicción y las lágrimas! ¡Ay de ustedes cuando todos los elogien! ¡De la misma manera los padres de ellos trataban a los falsos profetas!
Reflexión:
En la Salve decimos que esta vida es un “Valle de lágrimas”. Y para todo buen cristiano es así porque vivir según las normas del Evangelio nos traerá sufrimientos de todo tipo porque Satanás hará la vida imposible para que nos desanimemos y claudiquemos. Dios permitirá esas pruebas para que ganemos méritos para el Cielo. Pero esto se hará soportable si en nuestra aflicción recordamos esta Bienaventuranza: “Bienaventurados los que lloran ahora, porque reirán.” Sí, reiremos eternamente. Con la ayuda de Dios saldremos vencedores contra todos los enemigos que habrán tratado inútilmente de perdernos y lo único que lograrán será aumentarnos la gloria eterna.
Pidamos a la Santísima Virgen la gracia de llorar en este mundo pero con paz en el alma, y pidámosle la gracia de no rebelarnos contra Dios en nuestras aflicciones.
Jesús, María, os amo, salvad las almas.
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