sábado, 30 de enero de 2016

Conocer...

Conociendo a Jesucristo

Jesús el que espera.
Jesús es el que espera. Espera a las almas que vuelvan al camino del bien. Espera a los hombres a que se arrepientan de sus malas acciones, para perdonarlos. Nos espera a nosotros, que tantas veces le traicionamos o, al menos, lo desilusionamos, porque no obramos de acuerdo a su amor.
Cristo tiene paciencia con las almas, y las espera hasta el fin.
Él tiene paciencia con nosotros, porque mientras vivimos en este mundo somos débiles y estamos a tiempo de cambiar y volvernos buenos.
Jesús usa de misericordia en este tiempo, pues tiene toda la eternidad para castigar a quienes se empecinen en ser malos.
Por eso no tomemos la paciencia de Jesús como una debilidad sino como un signo de su infinito amor por nosotros. No juguemos con la paciencia de Cristo, sino aprovechémosla para hacernos mejores, porque para eso el Señor espera y tiene paciencia con nosotros.
No dilatemos más el tiempo de correr a los brazos del Señor, que sólo sufre por no poder estrecharnos hoy mismo a su Corazón.
No hagamos sufrir al Sagrado Corazón de Jesús, que se consume en deseos de abrazarnos y colmarnos de gracias y dones de todas clases con tal de que nosotros dejemos el pecado y el mal, y vayamos al regazo de Cristo.
¡Alabado sea Jesucristo!

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