Vuelve a empezar
El pasado nos ata.
A veces no nos atrevemos a volver a empezar porque nos hemos quedado atados y anclados en el pasado, pues en él hemos cometido errores que no nos dejan ser felices hoy, ni comenzar una nueva vida.
Pero ¿pensamos que Dios, desde toda la eternidad, sabía que las cosas iban a suceder como sucedieron? ¿O acaso creemos que Dios no tenía previsto lo que hicimos mal? ¿No sabemos todavía que Dios escribe derecho en líneas torcidas? ¿Acaso Dios no sabe sacar el bien de todo el mal que se hace? Creerlo así es dudar de la omnipotencia de Dios.
Entonces recordemos y sepamos que todo lo que hemos hecho, por malo que haya sido, estaba en los planes de Dios, que Él lo sabía y que pondría todo el remedio para que nosotros lo pudiéramos solucionar. ¿Cómo? Dejándolo en la Misericordia de Dios, y lanzándonos hacia adelante, viviendo bien el momento presente, que es el que Dios nos regala para reparar y amarlo a Él, para borrar, con nuestro amor a Dios y a los hombres, lo malo que pudimos haber hecho.
Y recordemos que lo que Dios perdona, lo perdonan todos, incluso seres que ya han muerto. Así que, si todavía no lo hicimos, vayamos a confesarnos con el sacerdote católico, que tiene el poder de perdonar los pecados, y salgamos nuevos de esa confesión, sabiendo con seguridad que Dios ya nos ha perdonado, y todos los hombres nos han perdonado con Él.
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