jueves, 1 de marzo de 2018

Pureza...

La infancia espiritual

Pureza
Para practicar la infancia espiritual tenemos que ser puros, muy puros como los niños, porque Dios se revela a los puros y a los que son como niños, y hay una bienaventuranza que dice que son felices los limpios de corazón porque verán a Dios. Nunca trabajaremos suficientemente sobre esta virtud, y no debemos descuidarnos y creernos que ya la hemos alcanzado, porque la tentación siempre está al asecho. Es que si somos puros, entenderemos cada vez mejor las verdades eternas, comprenderemos las cosas de Dios como no las entienden los impuros y lujuriosos. Acostumbrémonos a controlar las miradas, porque por una mirada concupiscente puede entrar el pecado en nuestra vida, ya que por los ojos entra la maldad en el corazón. Cerremos entonces los ojos a la televisión, ese aparato que trae una catarata de imágenes, sonidos y colores, que exaltan la sensualidad y lleva la corrupción a las costumbres, a las familias y a las almas. No podremos ser puros si miramos televisión, así de sencillo. La televisión la maneja Satanás, porque está en manos de la masonería, y sabemos que la masonería es la iglesia del demonio. Apaguemos el televisor y viviremos felices, conservando más fácilmente nuestra pureza de cuerpo, corazón y mente.

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