miércoles, 7 de noviembre de 2012

Being a leader...


Being a leader

A human and Christian value is know to be a leader,
although we have a position with collaborators
in our business or employment. We can be leaders
in our family, in our community, in our
parish in our apostolate.

Here the differences between Head and Leader:

To the Chief, authority control is a privilege
and for the privilege of Service Leader. The Head directs:
"I'm in charge here", Leader: "Here I serve."
The head pushes the group and the leader going forward
agreeing with their actions.

Chief authority exists, the leader for good
will. The Chief needs imposed by arguments
extensive, with examples Leader endearing.

The Boss inspires fear, feared, he smiles in front
and criticizes him back. The leader inspires trust,
empowers its people, excited and when
present, strengthens the group. If you fear your superior,
is Chief. If love is a Leader.

Chief seeks to blame when there is an error.
He who goes around comes around. Penalize, punish, rebuke,
believes fixing the world with a cry or a violation.
Leader flame never extinguishes, but corrects
includes not looking for flaws pleasure, but
to rehabilitate the fallen.

The Chief assigns homework, ordering everyone
what to do, while watching from
Instead how he obeys. The leader sets the example,
works with and like the others, is consistent
your thinking, speaking and acting.

The boss makes work a burden, a privilege Leader.
Those who have a leader, can not tire more annoyed,
because the leader conveys the joy of living and working.

The Chief knows how things are done, the leader teaches
how they should be done. One holds the secret of success
permanently enables the other, so that people
can do things effectively.

The Chief manages people, prepares Leader. The Chief massifies
converting people in numbers or chips. The Leader
knows each of its employees, treats them as individuals,
not used as things. Respect the personality, rests
man in particular, it stimulates and drives him constantly.

The Boss says, "go", the Leader "go". The Leader promotes
the group through teamwork, as other leaders,
get a real commitment from all members, formulates
plans with clear and specific goals, motivates, supervises
and promotes the ideal of a living hope and infectious joy.

The Chief is on time, the Leader arrives in advance. "One foot forward
group, a look beyond the followers "that inspires,
which is not satisfied as possible but with the impossible.

The leading causes of ordinary people, extraordinary people.
The Commit to a mission that allows transcendence
and realization. It gives meaning to the lives of their followers,
a reason to live, is a human architect.


Liderazgo...


Ser líder

Un valor cristiano y humano es saber ser líder,
aunque no tengamos una posición con colaboradores
en nuestro negocio o empleo. Podemos ser líderes
en nuestra familia, en nuestra comunidad, en nuestra
parroquia, en nuestro apostolado.

Aquí las diferencias entre Jefe y Líder:

Para el Jefe, la autoridad es un privilegio de mando
y para el Líder un privilegio de Servicio. El Jefe ordena:
"Aquí mando yo", el Líder: "Aquí sirvo yo".
El jefe empuja al grupo y el Líder va al  frente
comprometiéndose con sus acciones.

El Jefe existe por la autoridad, el Líder por la buena
voluntad. El Jefe necesita imponerse con argumentos
extensos, el Líder con ejemplos entrañables.

El Jefe inspira miedo, se le teme, se le sonríe de frente
y se le critica de espalda. El Líder inspira confianza,
da poder a su gente, los entusiasma y cuando
está presente, fortalece al grupo. Si temes a tu superior,
es Jefe. Si lo amas es un Líder.

El Jefe busca al culpable cuando hay un error.
El que la hace la paga. Sanciona, castiga, reprende,
cree arreglar el mundo con un grito o con una infracción.
El Líder jamás apaga una llama encendida, corrige pero
comprende, no busca las fallas por placer, sino
para rehabilitar al caído.

El Jefe asigna los deberes, ordena a cada quien
lo que tiene que hacer, mientras contempla desde
su lugar cómo se le obedece. El Líder da el ejemplo,
trabaja con y como los demás, es congruente
con su pensar, decir y actuar.

El Jefe hace del trabajo una carga, el Líder un privilegio.
Los que tienen un Líder, pueden cansarse más no fastidiarse,
porque el Líder transmite la alegría de vivir y de trabajar.

El Jefe sabe como se hacen las cosas, el Líder enseña
cómo deben hacerse. Uno se guarda el secreto del éxito,
el otro capacita permanentemente, para que la gente
pueda hacer las cosas con eficacia.

El Jefe maneja a la gente, el Líder la prepara. El Jefe masifica
a las personas convirtiéndolas  en números o fichas. El Líder
conoce a cada uno de sus colaboradores, los trata como personas,
no los usa como cosas. Respeta la personalidad, se apoya
en el hombre concreto, lo dinamiza y lo impulsa constantemente.

El Jefe dice, "vaya", el Líder "vayamos". El Líder promueve
al grupo a través del trabajo en equipo, forma a otros Líderes,
consigue un compromiso real de todos los miembros, formula
planes con objetivos claros y concretos, motiva, supervisa
y difunde el ideal de una esperanza viva y una alegría contagiosa.

El Jefe llega a tiempo, el Líder llega adelantado. "Un pie adelante
del grupo, una mirada más allá de los seguidores" el que inspira,
el que no se contenta con lo posible sino con lo imposible.

El líder hace de la gente ordinaria, gente extraordinaria.
La Compromete con una misión que le permita la trascendencia
y realización. Le da significado a la vida de sus seguidores,
un porqué vivir, es un Arquitecto humano.


martes, 6 de noviembre de 2012

Beautiful...


Evangelio del día...

martes 6/NOV/12

Evangelio del día 

Lc 14, 1. 15-24. 
Salvar el alma. 
Un sábado, Jesús entró a comer en casa de uno de los principales fariseos. Uno de los invitados le dijo: “¡Feliz el que se siente a la mesa en el Reino de Dios!”. Jesús le respondió: “UN hombre preparó un gran banquete y convidó a mucha gente. A la hora de cenar, mandó a su sirviente que dijera a los invitados: ‘Vengan, todo está preparado’. Pero todos, sin excepción, empezaron a excusarse. El primero le dijo: ‘Acabo de comprar un campo y tengo que ir a verlo. Te ruego me disculpes’. El segundo dijo: ‘He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlos. Te ruego me disculpes’. Y un tercero respondió: ‘Acabo de casarme y por esa razón no puedo ir’. A su regreso, el sirviente contó todo esto al dueño de casa, y éste, irritado, le dijo: ‘Recorre en seguida las plazas y las calles de la ciudad, y trae aquí a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los paralíticos’. Volvió el sirviente y dijo: ‘Señor, tus órdenes se han cumplido y aún sobra lugar’. El señor le respondió: ‘Ve a los caminos y a lo largo de los cercados, e insiste a la gente para que entre, de manera que se llene mi casa. Porque les aseguro que ninguno de los que antes fueron invitados ha de probar mi cena’”. 
Reflexión: 
El Señor ha hecho la invitación a ocupar nuestro lugar en el banquete del Reino de los Cielos. Debemos tratar de que no nos suceda como le sucedió a los judíos que rechazaron esa invitación y por eso el Señor se dirigió entonces a los paganos, que somos nosotros, y ellos se quedaron afuera. Pero ¡atención! que eso mismo puede suceder ahora con los católicos que nos preocupamos por muchos intereses pero descuidamos lo más importante que es tratar de ganar un puesto en el Banquete del Reino. Siempre debemos anteponer nuestra salvación a toda otra ocupación y a todo otro afecto terreno, pues Dios debe estar por encima de todo, incluso de nuestra vida.
Pidamos a la Santísima Virgen la gracia de saber ordenar nuestra escala de afectos y valores, poniendo por encima de todo a Dios y como meta primera nuestra salvación eterna.
Jesús, María, os amo, salvad las almas.

lunes, 5 de noviembre de 2012

Hazme vivir, Señor...


Hazme vivir, Señor, como Tú dices y vives

Que haga, no aquello que el mundo espera,
sino aquello que Tú deseas:
para construir tu Reino siendo tu sal y tu luz.
Con tu fuerza, Señor, y en tu Palabra,
que viva con el fervor de tus discípulos,
con la sencillez de María,
o arropado con el testimonio de los mártires.
Pero, Señor, que no viva de espaldas a tu Verdad:
que mi “sí” a tu voluntad,
se manifieste en un  compromiso sincero por un mundo mejor,
que mi “si” a tu Palabra,
sea luego imagen real de lo que pienso y realizo.
Que lejos de desafinar en mi existencia cristiana,
sepa armonizar mi idea, con mi práctica,
mis ilusiones, con mis realidades,
mis anhelos, con mis luchas diarias,
mi amistad contigo, con la fraternidad del día a día.

Hazme vivir, Señor, como Tú dices y vives.
Sin dividir mi estancia contigo, del servicio a los demás,
la oración que te contempla  y te necesita,
del trabajo que me aguarda en la tierra que me espera.
Sin olvidar que, aun mirándote con mis ojos,
o escuchándote con mis oídos,
me faltará por recorrer el camino del recio compromiso,
de la vida que se ofrece sin medida,
de los gestos de perdón o de confianza.

Hazme vivir, Señor, como Tú dices y vives.
Desviviéndote, en tu intimidad con el Padre,
y deshaciéndote por la salvación de la humanidad.
Guiándote por la mano del Padre,
y dirigiendo con la tuya el camino del que te desea y busca.
Proclamando la bondad de Dios en un mundo egoísta,
y mostrando, con tus heridas y tu cruz,
que tu vida no es sólo palabra…no sólo proyectos…
que, tu vida, es hacer aquello que vives: ¡DIOS!

P. Javier Leoz


domingo, 4 de noviembre de 2012

Ser santos...


Ser santos
Amigos de la cruz.
Decía San Pablo en una de sus cartas que había cristianos que se comportaban como enemigos de la cruz de Cristo y cuyo dios era el vientre.
Por eso si nosotros queremos ser santos no podemos comportarnos como enemigos de la cruz, es decir, del sufrimiento, pues es a través del sufrimiento que arrebatamos gracias al Cielo para nosotros y para nuestros seres queridos, y para todo el mundo.
Esto lo entendieron muy bien todos los Santos, que hacían rigurosas penitencias, a veces más dignas de admirar que de imitar, porque habían comprendido el valor del sufrimiento y su potencia para salvar almas.
Al menos nosotros, que estamos acostumbrados a vivir en este mundo que huye del dolor, y busca el placer a toda costa, al menos nosotros, digo, tratemos de hacer pequeños sacrificios, pequeñas renuncias, como nos enseña Santa Teresita, ya que no somos como los grandes santos y no estamos capacitados para hacer semejantes penitencias. Y al menos, eso sí, tratemos de aceptar con amor los sufrimientos y cruces que el Señor permita en nuestra vida, porque nadie llega a ser santo sin pasar por la cruz, porque como dice el dicho: “Por la cruz, a la luz”. Y si Jesús eligió ese camino, porque no hay Domingo de Resurrección sin Viernes de Pasión, entonces nosotros tenemos que imitar a Jesús, porque Él, que tiene compasión de nuestra naturaleza a la que le cuesta sufrir, nos ha dicho que no existe otro camino.
Pero busquémosle el lado agradable al padecer, porque los Santos gozaban cuando sufrían. No es que no sufrieran, que no sintieran el dolor, sino que al saber que con ese dolor y sufrimiento, no sólo obtenían escogidas gracias para ellos, sino también para sus seres queridos y para las almas en general, entonces pedían padecer y lo hacían con valor y alegría.

sábado, 3 de noviembre de 2012

Reflection of the day...


REFLECTION OF THE DAY
Let us be good.
God wants us to be good, that's all. Nothing else asks the Gospel, not anything God asks of us, as if we are good we will be fulfilling the commandments and be good Catholics.
We must be kind to everyone, be gentle and kind, charitable and helpful, because that is what being a Christian. And especially we must be kind with which we live every day, because sometimes we are kind to outsiders, and in our own home we are very harsh. The charity begins at home.
And despite setbacks and misfortunes that have to suffer, do not lose the goodness, we do not become ill, just because that's the plan of the enemy, the devil, make all the trials of life make us tougher, meaner , we turn away from God, make us bitter and vengeful. Let's not give the devil a taste every day and be good, but the world, the flesh and the devil is ensañen against us, as we continue to be increasingly good with everyone.
Nothing else made ​​the same Jesus, who despite receiving such ingratitude of men, increasingly ingratitude, as he grew up evil against Him, He gave gifts to men more. And his gifts were last Eucharist and his Mother, who gave himself for us the mother to all men. Let us imitate him in being good all the way until the end.