miércoles, 9 de abril de 2014

Mensaje...

Mensaje de confianza

Dios nos busca. 
Cuando no vienen a Él los pecadores, Jesús se lanza a su encuentro. Como el padre del pródigo, espera la vuelta del ingrato. Como el buen pastor, busca la oveja perdida; y, cuando la encuentra, la carga sobre los hombros divinos y la restituye ensangrentada al redil. 
 (De "El Libro de la Confianza", P. Raymond de Thomas de Saint Laurent) 
Comentario: 
Si nos hemos alejado del camino del bien y caímos en pecado, no por eso debemos creer que Dios nos haya abandonado, sino que justamente por ese motivo Él nos está buscando.
Y si sentimos en lo profundo de nuestro ser el arrepentimiento y la intención de volver a ser buenos y justos, es porque el Señor ya nos ha avizorado, como el Padre misericordioso miraba a la distancia a ver si veía aparecer a su hijo pródigo.
Dios es bueno y no nos quiere castigar, sino que se compadece del que se había perdido. ¿No dice acaso el Evangelio que Jesús no apagaría la mecha que ardía débilmente ni quebraría la caña ya cascada? ¿Y qué otra cosa quiere significar con eso el texto sagrado, sino indicar que Jesús no viene a abatir ni a juzgar, sino a salvar, a recuperar y dar aliento a quien está abatido por el pecado, por llevar una vida descarriada?
Ojalá escuchemos la voz del Pastor que nos llama. No tengamos miedo de Él, porque sólo tendrá para nosotros dones y gracias que envidiarán los que nunca se alejaron del redil, como sucedió también con el hermano mayor del pródigo.
Dios tiene predilección por los pecadores, y si bien aborrece el pecado, ama al pecador. Por eso debemos tener confianza en Dios, que es bueno, y que quiere que todos vayamos al Cielo. A los justos los conserva en la justicia, porque si no los sostuviera con su gracia, no podrían mantenerse sin pecar; y a los pecadores, los llama a una nueva vida de justicia y santidad, cancelando el pasado y colmándolos de dones y favores de todo tipo.

Apocalipsis...

Interpretación del Apocalipsis

(Mensajes de la Santísima Virgen al Padre Gobbi, del Movimiento Sacerdotal Mariano)
Dongo (Como), 31 de diciembre de 1987
Última noche del año
La gran tribulación
“En mi Corazón Inmaculado, en acto de incesante oración, pasad Conmigo las últimas horas de este año, que está ya a punto de terminar.
Es un año importante y particularmente bendecido por mi Corazón Inmaculado porque me ha sido solemnemente y oficialmente consagrado por mi Papa.
Estáis ya en la mitad de este año mariano.
Habéis entrado en mi tiempo.
Estáis bajo el signo de los grandes acontecimientos, que os han sido predichos.
Sabed leer y meditar todo lo que en la divina Escritura se os ha descrito claramente para ayudaros a comprender los tiempos que estáis viviendo.
Con mi voz materna os guío a todos para que comprendáis los signos de la gran tribulación.
En los Evangelios, en las cartas de los Apóstoles, en el Libro del Apocalipsis os han sido claramente descritos indicios seguros para haceros comprender cuál es el período de la gran tribulación.
Todos estos signos se están realizando en este vuestro tiempo.
–Ante todo una gran apostasía se está difundiendo en todas partes de la Iglesia por la falta de fe, que se propaga incluso entre sus mismos Pastores.
Satanás ha logrado difundir por doquier la gran apostasía, por medio de su solapada obra de seducción, que ha llevado a muchos a alejarse de la Verdad del Evangelio para seguir las fábulas de las nuevas teorías teológicas, y complacerse en el mal y en el pecado, buscado, incluso, como un bien.
–Luego, en vuestro tiempo se multiplican los trastornos de orden natural, como terremotos, sequías, inundaciones, desastres que causan la muerte imprevista a millares de personas, seguidas de epidemias y males incurables que se propagan por doquier.
–Además vuestros días están marcados por continuos rumores de guerras, que se multiplican y siegan cada día innumerables víctimas.
Crecen las discordias y las disensiones en el interior de las naciones; se propagan las revoluciones y las luchas entre los diversos pueblos; continúan extendiéndose guerras sangrientas, no obstante los esfuerzos que se hacen para lograr la paz.
–Finalmente, en vuestro tiempo acontecen grandes signos en el sol, la luna y las estrellas.
El milagro del sol, acontecido en Fátima, fue un signo, que os di para advertiros que ya han llegado los tiempos de estos extraordinarios fenómenos que se suceden en el cielo.
Y cuántas veces, durante mis actuales apariciones, vosotros mismos habéis podido contemplar los grandes prodigios que se realizan en el sol.
Como las yemas o brotes que despuntan en los árboles, os dicen que ya ha llegado la primavera, así también estos grandes signos que se realizan en vuestro tiempo os dicen que ya ha llegado a vosotros la gran tribulación, que os prepara para la nueva era, que os he prometido con el triunfo de mi Corazón Inmaculado en el mundo.
He aquí la razón por la que me ha sido consagrado vuestro tiempo con un especial año mariano en mi honor.
Porque la Santísima Trinidad ha confiado al Corazón Inmaculado de vuestra Madre Celeste, la misión de preparar a la Iglesia y a toda la humanidad a vivir con confianza la hora de la gran tribulación que os prepara al retorno glorioso de Cristo.” 
Comentario: 
Algunos, quizás muchos, gritarán en el momento más grave de la prueba. “¡Ha llegado el fin del mundo! ¡Sálvese quien pueda!”. Y si bien es cierto que la prueba que estamos a punto de vivir en el mundo, y que ya ha comenzado, es la Gran Tribulación anunciada en el Apocalipsis y en toda la Escritura, también es cierto que ella no es el fin del mundo, sino un paso, una preparación a los cielos nuevos y a la tierra nueva, es decir, al Reino de Cristo en la tierra, que pedimos en el Padrenuestro.
Recordemos también que en el Apocalipsis claramente es descrita esta Gran Tribulación como un parto, como los dolores previos al parto, pero que luego pasan a ser cosa del pasado cuando un hombre ha nacido en el mundo. Así también ahora estamos en los comienzos de los dolores de alumbramiento, que se harán agudísimos y tremendos, pero que también pasarán.
Preparémonos con oración y penitencia, para estar listos, y que no nos suceda como a los apóstoles, que por no velar y orar, fueron vencidos por el enemigo. También nosotros deberemos pasar esta gran prueba, y no la pasaremos ilesos si no nos dedicamos más a la oración y menos a las cosas transitorias de la vida.
Tengamos cuidado porque el diablo sabe que se acercan estos tiempos y trata de entretenernos con bagatelas, con tal de que estemos muy ocupados en nuestras cosas, que son “nuestras” cosas, pero no las cosas de Dios. Estemos alertas a esta emboscada del Maligno y abramos los ojos a la realidad antes de que ya no quede tiempo de hacerlo.

martes, 8 de abril de 2014

Oraciones...

ORACIONES DE LA MAÑANA Y DE LA NOCHE

ORACIÓN DE LA MAÑANA

+ Por la señal de la Santa Cruz, + de nuestro enemigos + líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Señor y Dios mío, en quien creo, en quien espero, a quien adoro y amo con todo mi corazón; te doy gracias por haberme creado, redimido, hecho cristiano y por haberme conservado la vida en esta noche.
Te ofrezco todos mis pensamientos, palabras, obras y trabajos del presente día, a mayor honra y gloria tuya, en penitencia por mis pecados y en sufragio de las almas del purgatorio.
Dame, Señor, tu gracia para que pueda servirte fielmente en este día, y me vea libre de todo pecado y de todo mal. Amén.
Padre nuestro...
Dios te salve, María... 

Consagración al Sagrado Corazón 

Oh Jesús mío, por medio del Corazón Inmaculado de María Santísima, te ofrezco las oraciones, obras y trabajos del presente día, para reparar las ofensas que se te hacen y por las demás intenciones de tu Sagrado Corazón. 

Oración a la Santísima Virgen 

Oh Señora mía, oh Madre mía, yo me ofrezco del todo a ti, y en prueba de mi filial afecto, te consagro en este día, mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón, en una palabra, todo mi ser. Ya que soy del todo tuyo, oh Madre de bondad, guárdame y defiéndeme como cosa y posesión tuya. Amén. 

A San José 

Señor, que con inefable providencia te has dignado escoger a San José para esposo de tu santísima Madre, haz que así  como le veneramos cual protector en la tierra, así sea él nuestro intercesor en el cielo. Amén. 

Al Ángel de la Guarda 

Ángel de Dios, que eres mi custodio, ya que la soberana piedad me ha encomendado a ti, ilumíname, guárdame, rígeme y gobiérname en este día. Amén.

ORACIÓN DE LA NOCHE

Señor y Dios mío, en quien creo, en quien espero, a quien amo más que a todas las cosas, te doy gracias por haberme creado, redimido, hecho cristiano y conservado en este día. Dame luz y gracia para conocer mis pecados y arrepentirme de ellos.
Te adoro, Dios mío, postrado con profunda humildad ante tu presencia soberana. Creo en ti, porque eres Verdad infalible. Espero en ti, porque eres Bondad infinita, fiel a tus promesas. Te amo con todo mi corazón, porque eres sumamente amable, y amo a mi prójimo como a mí mismo por amor a ti. 

Examen de conciencia 

Es indispensable, para la vida normal del cristiano, no descuidar, ni una noche, el examen de conciencia o revisión del día.
Se puede hacer según el siguiente orden:
A. Dar gracias a Dios por los beneficios recibidos.
B. Pedir gracia para conocer los pecados y detestarlos.
C. Examinar brevemente las faltas cometidas durante el día, particularmente el defecto dominante.
D. Pedir perdón a Dios por dichas faltas.
E. Proponer enmienda con su gracia. 

Oración de San Bernardo 

Acordaos, oh piadosísima Virgen María, que jamás se oyó decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorado vuestra asistencia y reclamado vuestro socorro, haya sido abandonado de Vos.
Animados con esta confianza, a Vos también acudimos, oh Madre, Virgen de las vírgenes, y gimiendo bajo el peso de nuestros pecados, nos atrevemos a comparecer ante vuestra presencia soberana.
Oh Madre de Dios, no despreciéis nuestras súplicas, antes bien escuchadlas y acogedlas benignamente. Amén. 

Al Ángel de la Guarda 

Ángel de Dios, que eres mi custodio, ya que la soberana piedad me ha encomendado a ti, ilumíname, guárdame, rígeme y gobiérname en esta noche. Amén. 

A San José 

Glorioso San José, padre adoptivo de Jesús y esposo de la bienaventurada Virgen María, te elijo, desde ahora y para siempre, por mi particular patrono, por dueño y director de mi alma y de mi cuerpo, de mis pensamientos, palabras y obras, de mi vida y de mi muerte. Te suplico me recibas por servidor tuyo perpetuo, me asistas en todas mis acciones, y me obtengas la inestimable gracia de vivir y morir como tú, en el amor de Jesús y de María. Amén. 

Oración conclusiva 

Visita, Señor, esta habitación, y aleja de ella las insidias del enemigo; que tus santos ángeles habiten en ella y nos guarden en paz y que tu bendición esté siempre con nosotros. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
El Señor todo poderoso nos conceda una noche serena y una muerte santa. Amén.

Mensaje...

Mensaje a los consoladores de Jesús y María

Pensemos un poco. 
Dios ha creado al hombre por amor y para el amor, pero el hombre, pecando, se ha vendido al odio, y Dios para salvarlo y volverlo a la justa vía del amor, ha enviado a su Hijo Unigénito. De esto se deduce que quien quiera reparar y consolar al Corazón de Dios, no tiene más que dejarse amar por Él y a su vez ofrecerle amor, porque Dios lo tiene todo y no necesita de nada, pero lo que no tiene es nuestro corazón y libertad, y eso es lo que busca y desea.
Así que la mejor manera que tenemos de consolar a Dios, es amándolo. Amando a Dios sobre todas las cosas, y al prójimo como a nosotros mismos. No es difícil lo que Dios quiere de nosotros. Es más, ésa es nuestra vocación: amar. Si no amamos, entonces no nos realizaremos como personas, porque no habremos cumplido la misión que el Señor nos asignó, y seremos unos eternos fracasados en el Infierno, que es el reino del odio.
Para consolar a Jesús y a María hay que amarlos. ¿No es difícil, verdad? Porque basta considerar lo que Ellos sufrieron por nosotros, y espontáneamente surge la compasión y el amor, si es que no somos como animales incapaces de compadecernos del dolor ajeno.
Demos amor a Jesús y a María, y TODO lo obtendremos, en la tierra y en el Cielo, porque Ellos no se dejan ganar en generosidad y premian con el mil por uno a quien los ama.

lunes, 7 de abril de 2014

Evangelio del día...

lunes 7/ABR/14

Evangelio del día 

Jn 8, 1-11.  
Trampa. 
Jesús fue al monte de los Olivos. Al amanecer volvió al Templo, y todo el pueblo acudía a él. Entonces se sentó y comenzó a enseñarles. Los escribas y los fariseos le trajeron a una mujer que había sido sorprendida en adulterio y, poniéndola en medio de todos, dijeron a Jesús: “Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. Moisés, en la Ley, nos ordenó apedrear a esta clase de mujeres. Y tú, ¿qué dices?”. Decían esto para ponerlo a prueba, a fin de poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, comenzó a escribir en el suelo con el dedo. Como insistían, s enderezó y les dijo: “Aquél de ustedes que no tenga pecado que arroje la primera piedra”. E inclinándose nuevamente, siguió escribiendo en el suelo. Al oír estas palabras, todos se retiraron, uno tras otro, comenzando por los más ancianos. Jesús quedó solo con la mujer, que permanecía allí, e incorporándose, le preguntó: “Mujer, ¿dónde están tus acusadores? ¿Nadie te ha condenado?”. Ella le respondió: “Nadie, Señor”. “Yo tampoco te condeno –le dijo Jesús-. Vete, no peques más en adelante”. 
Reflexión: 
Los fariseos y escribas ponen a prueba a Jesús porque si Él decía que se debía dejar ir a la mujer, iba contra la ley de Moisés; y si Él decía que había que apedrearla, lo hubieran acusado de crueldad. Por eso Jesús da esa maravillosa respuesta y, dicen los estudiosos de las Sagradas Escrituras que Jesús escribía en el suelo los pecados de los que estaban presentes acusando a la mujer, por eso al verse descubiertos se fueron retirando, y primero los más ancianos, los más endurecidos en el pecado. El único que podía arrojarle piedras con justicia era Jesús porque Él no tiene pecado. Pues bien, Él no se las arrojó y además la perdonó. Por eso debemos aprender de Jesús a ser misericordiosos y a perdonar.
Pidamos a la Santísima Virgen la gracia de no juzgar y condenar, pues con la vara con que midamos, seremos medidos nosotros en el Juicio.

Jesús, María, os amo, salvad las almas.

Mensaje...

Mensaje a los Ciberapóstoles

AGUA BENDITA
El agua bendita es un sacramental.
Los sacramentales son puestos por la Iglesia para obtener, con la eficacia de su invocación, algunos efectos, principalmente espirituales, y así ir removiendo los obstáculos que impiden o retrasan la acción divina en las almas. Los principales efectos son: dedicar las personas y las cosas al culto divino, arrojar o reprimir a los demonios, alcanzar algún beneficio temporal, comunicar gracias actuales, perdonar el pecado venial y remitir la pena temporal
Sin embargo, se ha de tener en cuenta que los sacramentales no son cosas mágicas que causan efecto inmediato, sino que sus efectos dependen de la voluntad divina sobre esa alma que lo recibe y de la disposición buena o mala de esa misma alma para recibir el efecto (por ejemplo estar en estado de gracia).
Los Santos siempre han utilizado el agua bendita para hacer huir al demonio. Por eso en estos tiempos en que, según mensajes de la Virgen al Padre Gobbi, los demonios y las almas de los condenados se han derramado sobre el mundo para llevar al mayor número de almas a la perdición eterna, es necesario defendernos del mal con todos los recursos que el Cielo nos provee, y entre ellos está el uso del agua bendita.
Es bueno rociar con agua bendita los ambientes donde se reúne la familia, para que no haya discusiones y reine la paz.
También en el dormitorio donde descansamos, es bueno, antes de acostarnos, esparcir agua bendita en la habitación, para ahuyentar a los demonios, y tener una noche tranquila, sobre todo en la que estén lejos las tentaciones y perturbaciones.
También se puede beber agua bendita, para calmar enfermedades y tener más fuerzas para evitar el pecado.

Reparar...

Mensaje sobre la reparación

El Reparador. 
Jesús fue y es el Reparador por excelencia, porque con su obra de redención vino a reparar lo que estaba dañado y perdido, y en la Santa Misa se sigue ofreciendo para reparar todo el pecado del mundo.
También la Virgen es Reparadora, porque con su obediencia borró la desobediencia de Eva, y con su vida perfecta, reparó la maldad de nuestros primeros padres.
Por eso si queremos hacer reparación, sólo tenemos que mirar a estos Dos grandes: Jesús y María, y de Ellos sacar el modo cómo hacer reparación.
En la liturgia de semana santa se nos dice que donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia; y ¡feliz culpa que nos mereció tan gran Redentor! Siendo las cosas así, no tengamos miedo de haber hecho una cosa realmente irreparable, porque todo tiene reparación en los planes de Dios, basta que queramos reparar guiados por el Señor.
¡Qué felicidad que nada de lo malo o equivocado que hemos hecho en la vida es irreparable, sino que todo tiene forma de reparación, al menos mientras vivimos en este mundo!

Aprovechemos el tiempo de vida que Dios nos concede, no para desperdiciarlo en vanidades y entretenimientos superfluos, sino para borrar, con una vida santa, nuestros errores y pecados pasados. Es lo que se llama “hacer penitencia”. Y sobre todo, amemos a Dios, porque la mejor reparación es el amor, ya que todo pecado y todo mal es una falta de amor a Dios y a los hermanos, y se repara con el amor