domingo, 25 de mayo de 2014

Sufrir...

REFLEXIÓN DEL DÍA
Valor del sufrimiento.
Si conociéramos el valor que para Dios tiene el sufrimiento, entonces pediríamos padecer mucho. Y una idea de esto nos lo da el mismo drama del Calvario, puesto que Dios Padre, que amaba infinitamente a su Hijo, permitió que sufriera infinitamente.
Es cierto que a ninguno nos gusta sufrir. Pero cuando entendemos, con la luz de la gracia, que padeciendo es como se salvan almas; que sufriendo en este mundo, descontamos lo que merecemos de Purgatorio en el más allá; y que todas las gracias de Dios están disponibles para quien sufre, entonces comprendemos un poco más.
Aunque también es cierto que estas cosas no se entienden con la razón, sino con la fe. Y mientras estamos en esta vida, debemos pedir, como Jesús en Getsemaní, que pase de nosotros el cáliz de dolor, pero que no se haga nuestra voluntad, sino la Voluntad de Dios.
No somos tan santos como para pedir padecimientos. Basta con que tratemos de aceptar sin rebelarnos los sufrimientos que nos vienen solos, que ya esto es cosa grande.
Recordemos siempre que no es Dios el que hace sufrir, sino que es el demonio quien causa el sufrimiento, porque de Dios sólo nos pueden venir bienes. No culpemos a Dios por nuestros padecimientos, sino pidámosle ayuda y, de ser conveniente para nuestra salvación y la de otros, que nos libere de esas cruces.


viernes, 23 de mayo de 2014

Amor de la Virgen María...

Autor: P Mariano de Blas LC | Fuente: Catholic.net
El amor de María llena nuestro corazón
Si uno de veras cree en este amor que le tiene María Santísima como madre ¿podrá sentirse desgraciado? ¿Podrá sentirse desesperado?
 
El amor de María llena nuestro corazón

Dios es amor. 

María Santísima es también amor. 

Podríamos decir que María es el lado misericordioso y tierno del amor de Dios. 
"Tú sola, Virgen María, le curas a Dios de todas las heridas que le hacemos los hombres. Por ti sola valió la pena la redención, aunque, afortunadamente, hay otras y otros que se han tomado en serio la redención". 

Este amor tuyo que, por un lado, sube hasta Dios y, por lo tanto, tiene toda la gratitud de una creatura, toda la profundidad de una madre, toda la pureza de una virgen; por otro lado, se dirige a nosotros, hacia la tierra, hacia tus hijos. 

Cómo me impresionó -y aparte al principio no lo creí- leer aquellas palabras de San Alfonso María de Ligorio: "Si juntáramos el amor de todos los hijos a sus madres, el de todas las madres a sus hijos, el de todas las mujeres a sus maridos, el de los santos y los ángeles a sus protegidos: todo ese amor no igualaría al amor que María tiene a una sola de nuestras almas". Primero, no lo creí porque era demasiado grande para ser cierto. Hoy, lo creo, y posiblemente estas palabras de San Alfonso se quedaron cortas. 

Yo me pregunto: si uno de veras cree en este amor que le tiene María Santísima como madre ¿podrá sentirse desgraciado? ¿Podrá sentirse desesperado? ¿Podrá vivir una vida sin alegría, sin fuerza, sin motivación? ¿Podrá alguna vez, en su apostolado, llegar a decir "no puedo, me doy"? ¿Podrá algún día decir : "renuncio al sacerdocio y lo dejo"? Si Cristo, por nosotros, dio su sangre, su vida, ¿qué no dará la Santísima Virgen por salvarnos? Ella ha muerto crucificada, espiritualmente, por nosotros. A Cristo le atravesaron manos y pies por nosotros; a ella una espada le atravesó el alma, por nosotros. Si Él dijo: "He ahí a tus hijos" ¿cómo obedece la Santísima Virgen a Dios? Entonces, cuánto nos tiene que amar. Y si somos los predilectos de su hijo: "vosotros sois mis amigos", somos también los predilectos de Ella. 

El amor de María llena nuestro corazón, debe llenarlo. El amor de una esposa no es el único que puede llenar el corazón de un hombre como yo. El amor de María Santísima es muchísimo más fuerte, rico, tierno, confortante, que el de todas las esposas de la tierra. El amor de mi madre celestial llena, totalmente, mi corazón. Una mirada, una sonrisa de María Santísima, me ofrecen más que todo lo que pueden darme todas la mujeres de la tierra juntas. 

¿Cuál debe ser mi respuesta a tan grande y tierno amor? 

Como Juan Pablo II debemos decir cada uno de nosotros, también, "totus tuus": todo tuyo y para siempre. Aquella expresión que el Papa nos decía: "Luchando como María y muy juntos a María", que le repitan siempre: "totus tuus". 

¿Por qué no llevarme a todas partes a la Santísima Virgen? En el pensamiento, en el corazón, y también, en una imagen, en un cuadro: su presencia es benéfica. Yo tengo en mi despacho y en mi cuarto una imagen de la Santísima Virgen. Con mucha frecuencia la miro, con mucha frecuencia le hablo y, también, la escucho. Siento su presencia y su amor a través de esa imagen. 
 
Saludos  y bendiciones,

Itzel Paz de Silgado


"
La verdadera felicidad se encuentra en Dios".  Benedicto XVI


Perseverar...

Mensaje eucarístico

Perseverancia. 
Jesús Sacramentado debe pensar muchas veces que nos hemos cansado de Él. ¡Cuántas veces dejamos de frecuentarlo, de ir al Sagrario a visitarlo, porque no sentimos gusto, o nos parece que Él no nos escucha, o quizás que las cosas marchan peor cuando vamos a visitarle!
Éstas son todas ideas en las cuales el demonio tiene no pequeña parte en ellas, puesto que el diablo sabe muy bien que el “estar” simplemente en presencia de Jesús Eucaristía atrae sobre el alma y sus seres queridos un mar de gracias y favores de todo tipo.
Debemos precavernos del demonio que pondrá en movimiento todas sus astucias para desanimarnos en las visitas al Santísimo.
Recordemos aquel primer encuentro de los primeros discípulos con Jesús, a los cuales el Señor no les dio una serie de normas, sino que los invitó a vivir con Él. Así también Jesús Sacramentado tiene los más seleccionados y escogidos tesoros preparados pero para quien persevera en visitarle.
Hay que reconocer que nos falta amor al Señor, y es porque nos falta fe, no vemos a Jesús, a Dios en el Tabernáculo, o lo creemos débilmente, y así nos parece que estamos solos y que el Señor se ha ido.
Pidamos al Señor que nos aumente la fe, y hagamos actos de fe y de amor a Dios, presente en la Hostia consagrada.

jueves, 22 de mayo de 2014

Confianza...

Mensaje de confianza

No aplasta. 
¡Oh! Él no le irritará aún más las heridas; las tratará como el buen samaritano, con el vino y el óleo simbólicos. Derramará sobre sus llagas el bálsamo de la penitencia; y, para fortificarla, le hará beber de su cáliz eucarístico. 
 (De "El Libro de la Confianza", P. Raymond de Thomas de Saint Laurent) 
Comentario: 
Dios no aplasta al pecador que se acerca a Él, sino que lo consuela, lo acaricia, y le da muchos dones, como lo muestra muy bien la parábola del hijo pródigo.
En cambio ¡cuántas veces nosotros, al querer convertir a alguien y acercarlo a la fe, le causamos dolor, porque somos duros o recalcamos el pecado que cometió!
Pero el Señor no es así, pues dice la Escritura que Él no vino a apagar la mecha que arde débilmente ni a quebrar la caña que está cascada, indicando con ello que Dios nos quiere ayudar a levantarnos del pecado, darnos besos de amor y hacernos caricias en las dolorosas heridas que dejaron las criaturas y el mundo, que después de habernos usado para pecar, ahora son crueles con nosotros, pecadores.
Dios es bueno, y nunca nos cansaremos de pensar en esta verdad, que el demonio se encarga de oscurecer y ocultar. Pues efectivamente el diablo sabe muy bien de los efectos benéficos que trae al alma el confiar en la bondad de Dios, y por eso el demonio nos pone delante de nuestra vista todo nuestro pecado y nos quiere hacer creer que Dios nos odia y nos quiere castigar. Pero eso lo realiza para alejarnos de Dios, y atraparnos en su antro infernal. Rompamos sus lazos diabólicos y corramos a los brazos amorosísimos de Jesús, que es el Médico de nuestras almas y nos consolará ahora y siempre.

Mensaje...

Mensaje del Sagrado Corazón de Jesús a Sor Josefa Menéndez. 

Solidarios.

5 DE AGOSTO DE 1922

Jesús le dice a Sor Josefa:

“Son muchas las almas que Me afligen… y muchas se pierden…  Pero las que más hieren Mi Corazón, son estas que tanto amo y que no se entregan del todo a Mí.  Siempre se reservan algo.  ¿No les doy Yo Mi Corazón entero?”

Josefa pide perdón al Señor por estas almas y por ella misma, que tanto se reserva a Jesús y le pidió que tomara los actos y el amor de esas almas que desean consolarle.  Jesús le contesta con gran bondad:

“Sí, eso busco; reparar las faltas de las unas con los actos de las otras”.

Comentario: 

Gracias a la Comunión de los Santos, en el Cuerpo Místico del Señor circulan todos los bienes entre las almas, para beneficio de las más débiles.

Efectivamente nadie es tan miserable que no pueda ofrecer una oración, un sacrificio, un acto de amor, por otra alma o por muchas otras almas, con el consiguiente beneficio de ambas partes.

Dios permite que reparemos las infidelidades de las almas consagradas, y también que salvemos pecadores. Pero en este mensaje el Sagrado Corazón se queja amorosamente de las almas elegidas, que no le dan su corazón completo. Y con nuestras oraciones y sacrificios, podemos obtener que las almas se entreguen al Señor.

Y en este momento debemos también pensar nosotros si estamos realmente entregados al Corazón de Jesús, o todavía le regateamos algo. Nos conviene a nosotros mismos entregárselo todo a Él, porque saldremos enriquecidos inimaginablemente, ya que el Corazón de Jesús no se deja ganar en generosidad, y nos premiará de manera admirable.

Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío.

miércoles, 21 de mayo de 2014

Palabra del Sr...

Palabras de Jesús

Preocupaciones. 
Otras cayeron entre espinos; crecieron los espinos y las ahogaron. (Mt 13, 7). 
Comentario: 
Debemos estar atentos a lo principal en nuestra vida. ¿Qué es lo principal? Lo principal es salvar el alma. Eso es lo único que nos debe importar realmente. Y todo lo que hagamos o dejemos de hacer debe servir para lograr esto.
Pero el mundo y el demonio hacen de todo para mantenernos entretenidos con bagatelas, y así nos ponen multitud de cuestiones a las que debemos atender, como son la obtención de dinero, de bienes, los problemas, etc., y entonces podemos quedar como “tapados” por estas cosas y dejamos de ver el objetivo principal y, podría decirse, único, que es salvar el alma.
Pensemos un poco a ver si estamos inmersos en esta vorágine que es el mundo de hoy, donde se vive tan apurado y corriendo tras una mariposa multicolor queriendo atraparla. Pero al hacerlo nos daremos cuenta de que no era una mariposa sino un feo gusano. Así también el diablo nos quiere hacer creer que es importante todo lo que tenemos que hacer en el mundo y en la vida, pero se encarga muy bien de ocultarnos lo primordial, que es nuestra salvación eterna.
Estamos a tiempo todavía, porque no hemos sido llamados a juicio, la muerte no nos ha llegado aún. Así que a poner las cosas en orden, cada cosa en su lugar, y darle a lo pasajero el lugar que se merece, que es muy secundario.

martes, 20 de mayo de 2014

Dios es bueno...

Dios es bueno y nos ama

Diálogo de Dios Misericordioso con el alma pecadora. (Diario #1485) 
– Jesús: No tengas miedo, alma pecadora, de tu Salvador; Yo soy el primero en acercarme a ti, porque sé que por ti misma no eres capaz de ascender hacia Mí. No huyas, hija, de tu Padre; desea hablar a solas con tu Dios de la Misericordia que quiere decirte personalmente las palabras de perdón y colmarte de Sus gracias. Oh, cuánto me es querida tu alma. Te he asentado en Mis brazos. Y te has grabado como una profunda herida en Mi Corazón.
– El alma: Señor, oigo Tu voz que me llama a abandonar el mal camino, pero no tengo ni valor ni fuerza.
– Jesús: Yo soy tu fuerza, Yo te daré fuerza para luchar.
– El alma: Señor, conozco Tu santidad y tengo miedo de Ti.
– Jesús: ¿Por qué tienes miedo, hija Mía, del Dios de la Misericordia? Mi santidad no Me impide ser misericordioso contigo. Mira, alma, por ti he instituido el trono de la misericordia en la tierra y este trono es el tabernáculo y de este trono de la misericordia deseo bajar a tu corazón. Mira, no me he rodeado ni de séquito ni de guardias, tienes el acceso a Mí en cualquier momento, a cualquier hora del día deseo hablar contigo y deseo concederte gracias.
– El alma: Señor, temo que no me perdones un número tan grande de pecados; mi miseria me llena de temor.
– Jesús: Mi misericordia es más grande que tu miseria y la del mundo entero. ¿Quién ha medido Mi bondad? Por ti bajé del cielo a la tierra, y por ti dejé clavarme en la cruz, por ti permití que Mi Sagrado Corazón fuera abierto por una lanza, y abrí la Fuente de la Misericordia para ti. Ven y toma las gracias de esta fuente con el recipiente de la confianza. Jamás rechazaré un corazón arrepentido, tu miseria se ha hundido en el abismo de Mi misericordia. ¿Por qué habrías de disputar Conmigo sobre tu miseria? Hazme el favor, dame todas tus penas y toda tu miseria y Yo te colmaré de los tesoros de Mis gracias.
– El alma: Con Tu bondad has vencido, oh Señor, mi corazón de piedra; heme aquí acercándome con confianza y humildad al tribunal de Tu misericordia, absuélveme Tú Mismo por la mano de Tu representante. Oh Señor, siento que la gracia y la paz han fluido a mi pobre alma. Siento que Tu misericordia, Señor, ha penetrado mi alma en su totalidad. Me has perdonado más de cuanto yo me atrevía esperar o más de cuanto era capaz de imaginar. Tu bondad ha superado todos mis deseos. Y ahora Te invito a mi corazón, lleno de gratitud por tantas gracias. Había errado por el mal camino como el hijo pródigo, pero Tú no dejaste de ser mi Padre. Multiplica en mí Tu misericordia, porque ves lo débil que soy.
– Jesús: Hija, no hables más de tu miseria, porque Yo ya no Me acuerdo de ella. Escucha, niña Mía, lo que deseo decirte: estréchate a Mis heridas y saca de la fuente de la vida todo lo que tu corazón pueda desear. Bebe copiosamente de la fuente de la vida y no pararás durante el viaje. Mira el resplandor de Mi misericordia y no temas a los enemigos de tu salvación. Glorifica Mi misericordia.