lunes, 16 de abril de 2018

Vida...

¿HAY VIDA DESPUÉS DEL PARTO?

Los dos bebés En el vientre de una mujer embarazada se encontraban dos bebés. Uno pregunta al otro:
- ¿Tú crees en la vida después del parto?

- Claro que sí. Algo debe existir después del parto. Tal vez estemos aquí porque necesitamos prepararnos para lo que seremos más tarde.

- ¡Tonterías! No hay vida después del parto. ¿Cómo sería esa vida?

- No lo sé pero seguramente... habrá más luz que aquí. Tal vez caminemos con nuestros propios pies y nos alimentemos por la boca.

- ¡Eso es absurdo! Caminar es imposible. ¿Y comer por la boca? ¡Eso es ridículo! El cordón umbilical es por donde nos alimentamos. Yo te digo una cosa: la vida después del parto está excluida. El cordón umbilical es demasiado corto.

- Pues yo creo que debe haber algo. Y tal vez sea distinto a lo que estamos acostumbrados a tener aquí.

- Pero nadie ha vuelto nunca del más allá, después del parto. El parto es el final de la vida. Y a fin de cuentas, la vida no es más que una angustiosa existencia en la oscuridad que no lleva a nada.

- Bueno, yo no sé exactamente cómo será después del parto, pero seguro que veremos a mamá y ella nos cuidará.

- ¿Mamá? ¿Tú crees en mamá? ¿Y dónde crees tú que está ella ahora?

- ¿Dónde? ¡En todo nuestro alrededor! En ella y a través de ella es como vivimos. Sin ella todo este mundo no existiría.

- ¡Pues yo no me lo creo! Nunca he visto a mamá, por lo tanto, es lógico que no exista.

- Bueno, pero a veces, cuando estamos en silencio, tú puedes oírla cantando o sentir cómo acaricia nuestro mundo. ¿Sabes?... Yo pienso que hay una vida real que nos espera y que ahora solamente estamos preparándonos para ella... 
 

domingo, 15 de abril de 2018

Redy...


Soldados...

Vivir católico

Soldados de Cristo.
La Confirmación nos ha hecho soldados de Cristo. Porque Dios es llamado en el Antiguo Testamento el Dios de los Ejércitos, y si hay ejércitos, es porque hay guerra.
Sí, desde el principio del tiempo hay un combate entre el ejército de Dios y el ejército del Maligno, y nosotros los cristianos, y especialmente los Confirmados, participamos o debiéramos participar activamente en esta batalla.
La Confirmación nos ha marcado con un carácter de guerreros de Dios, y no se trata de usar armas materiales, sino de empuñar las armas espirituales, que son las que deben emplearse en esta tremenda batalla. Estas armas son la oración, la penitencia, la recepción de los Sacramentos, el uso de los sacramentales como el agua bendita, los exorcismos como la oración al Arcángel San Miguel, y una constante vigilancia para no ser enredados en las astucias del demonio que quiere vencernos en el tiempo y en la eternidad.
Un error muy grave de muchos sacerdotes de hoy, es decir que los cristianos somos sólo “peregrinos”, en lugar de decir que somos “militantes”, porque nuestra estirpe como cristianos debe ser la estirpe guerrera, porque tenemos un enemigo formidable que es el demonio y todos sus ángeles, a los que se le unen los hombres perversos, la moda corrompida, y este mundo de pecado que quiere llevarnos a la perdición.
Es tiempo de despertar y empuñar las armas que nos enseñó Jesús, que son especialmente la oración y el sacrificio, armas que vencen siempre a Satanás, y que el mundo de hoy no quiere o no sabe utilizar, y así en gran número los hombres terminan condenados en el fondo del Infierno.
Ya lo dice el Señor al Padre Octavio Michelini, que nos estamos encaminando a una lucha entre el Bien y el Mal, solo comparable a la lucha que hubo al principio del tiempo entre San Miguel Arcángel y el ejército celestial contra Lucifer y los ángeles rebeldes. Y ya se va viendo cómo en el mundo cada día se hace más áspera esta lucha, que pronto será abierta y completa, donde se involucrarán todas las fuerzas del Bien y del Mal.
Es tiempo de despertar, de sacudir el sopor de nuestras mentes y entablar el buen combate contra los tres enemigos del alma: mundo, demonio, y carne.

sábado, 14 de abril de 2018

Ever black...


Violencia...

Tema de actualidad

Violencia.
¿Por qué nos admiramos y escandalizamos de que haya tanta violencia en todas partes, como si fuera algo surgido por casualidad?
Deberíamos saber muy bien que cuando se deja a Dios de lado, cuando a los niños no se los instruye en la religión, no se les habla de Dios, es lógico que se hagan como bestias.
Los gobiernos, los políticos, buscan erradicar la violencia, pero se cuidan muy bien de buscar donde deberían buscar la solución, en la enseñanza de la Religión Católica.
Y es lógico que sea así, pues la mayoría de los presidentes y políticos de nuestros tiempos, quien no es marxista, es masón, y quien no es algo de esto, al menos es materialista y ateo y desprecia lo espiritual.
Cuando uno se burla de Dios y de sus cosas, es lógico que las consecuencias no se hagan esperar, porque como dice la Sagrada Escritura, de Dios nadie se puede reír impunemente.
Todos los poderosos de la tierra se han confabulado para quitar de en medio a Cristo y a su Iglesia, y por eso vemos cómo cada vez más se promueven leyes inicuas con uniones de homosexuales, abortos, eutanasia, y miles de otras aberraciones.
Pero Dios no puede menos que reírse de esta humanidad que se ha alzado contra Él. A su tiempo les hablará en su furor y los dispersará como cascarilla al viento.
Al menos nosotros abramos los ojos y no nos hagamos eco de lo que dice la prensa y la televisión, que muestra las consecuencias, es decir, la violencia, pero se cuida muy bien de decir cuál sería la solución.

viernes, 13 de abril de 2018

Guns N' Roses-Since I Don't Have You w/Lyrics

Misericordia...

Enseñanzas del Evangelio

Misericordia.
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. (Mt 5, 7)
Enseñanza:
El Señor nos da un secreto para alcanzar con seguridad el Cielo. Este secreto es que seamos misericordiosos con nuestros hermanos, porque así alcanzaremos misericordia de Dios en el juicio.
Si nosotros sabemos ser misericordiosos, entonces anticipamos el juicio de Dios y ya tenemos ganado el Paraíso.
¿Y qué hombre no necesita de la misericordia de Dios? Todos, en mayor o menor medida, necesitamos de la Misericordia divina, por eso debemos practicar la misericordia con nuestros prójimos, para obtenerla de Dios.
Porque, en definitiva, lo que Dios quiere de nosotros es que seamos buenos, pero buenos de verdad, no de palabra sino de obra.
El que tiene el corazón compasivo, ése alcanzará la salvación.
Por eso el sufrimiento nos ayuda a ser más compasivos con todos, porque al vivir en carne propia el sufrimiento, sabremos compadecer a los que sufren por diversas causas.
Allí donde hay sufrimiento, allí está Cristo. Por eso al consolar y ayudar a los que sufren, estamos ayudando y consolando al mismo Jesús, al mismo Dios. ¿Qué premio no recibiremos por eso?