Mensaje del 25 de septiembre de 2015
“Queridos hijos! También hoy
oro al Espíritu Santo para que llene sus corazones con una fe firme. La
oración y la fe llenarán su corazón de amor y de alegría, y ustedes
serán una señal para aquellos que están lejos de Dios. Hijitos,
exhórtense unos a otros a la oración con el corazón, para que la oración
llene su vida, y ustedes, hijitos, cada día serán, sobre todo, testigos
del servicio a Dios en la adoración y al prójimo en la necesidad. Yo
estoy con ustedes e intercedo por todos ustedes. Gracias por haber
respondido a mi llamado.”
domingo, 27 de septiembre de 2015
sábado, 26 de septiembre de 2015
Catecismo...
APUNTES DE CATECISMO
Del Catecismo de la Iglesia Católica.
591 Jesús pidió a las autoridades religiosas de Jerusalén creer en él en virtud de las obras de su Padre que el realizaba (Jn 10, 36-38). Pero tal acto de fe debía pasar por una misteriosa muerte a sí mismo para un nuevo "nacimiento de lo alto" (Jn 3, 7) atraído por la gracia divina (cf. Jn 6, 44). Tal exigencia de conversión frente a un cumplimiento tan sorprendente de las promesas (cf. Is 53, 1) permite comprender el trágico desprecio del sanhedrín al estimar que Jesús merecía la muerte como blasfemo (cf. Mc 3, 6; Mt 26, 64-66). Sus miembros obraban así tanto por "ignorancia" (cf. Lc 23, 34;Hch 3, 17-18) como por el "endurecimiento" (Mc 3, 5;Rm 11, 25) de la "incredulidad" (Rm 11, 20).
Comentario:
Fue una gran injusticia la muerte de Jesús, porque si bien estaba profetizado que así debía suceder, eso no daba el pie para que mataran al Señor. Porque incluso algunas corrientes teológicas toman que incluso Judas ayudó a la redención, y lo ven poco menos que como a un héroe.
El endurecimiento de los judíos ha venido también para que la Verdad fuera predicada a los gentiles, es decir, a nosotros, y así, al final de los tiempos también los judíos, o buena parte de ellos, abrazarán la fe en Jesucristo.
Suspiremos por esa hora y, mientras tanto, aliviemos los sufrimientos del Señor, porque Él misteriosamente sigue padeciendo moral y espiritualmente por los pecados del mundo.
En cada Misa el Señor vuelve a hacer presente su sacrificio, aunque de modo incruento, y nosotros debemos estar presentes en la Santa Misa, para consolar a Jesús, que ha muerto por todos los hombres, pero que de ellos recibe tan poca correspondencia.
Así que no busquemos excusas para hacer el mal, porque el mal jamás hay que cometerlo. Estos judíos, en especial el sumo sacerdote Caifás, que incluso profetizó que Jesús tenía que morir por todo el pueblo; no quita que hayan sido malvados en llevar a cabo esa sentencia y haber condenado a muerte al Autor de la Vida.
viernes, 25 de septiembre de 2015
Mi familia...
|
jueves, 24 de septiembre de 2015
Consuelo...
Dios es bueno y nos ama
Verdad consoladora.
Una
verdad muy consoladora para nosotros, es el saber y estar plenamente
convencidos de que Dios nos ama, pero que nos ama infinitamente, pues no
pocas veces, ante las desgracias que nos tocan vivir, o lo que vemos en
el mundo, o en las vidas de los seres que amamos, nos parece que Dios
no nos ama, o que al menos está desinteresado de nuestras cosas y
problemas.
Sin
embargo Dios está pendiente de nosotros y de todas sus criaturas, y
ninguna lágrima de hombre cae, sin que Dios lo sepa y la compadezca.
Llegará
el día, si no en la Tierra, sí en la eternidad, en que nos daremos
cuenta de que era una gran verdad que Dios nos amaba infinitamente,
porque veremos los admirables caminos por los que nos fue llevando su
Providencia amorosa en este mundo.
Es
que instintivamente cuando uno sufre, enseguida piensa que Dios lo
castiga, que Dios no lo quiere, que está siendo abandonado por Dios. ¡Y
qué pena causa eso al alma! El creerse desamado por Dios, es algo muy
triste, y que lleva a la desesperanza, al desánimo.
Entonces
hagamos el propósito, a partir de hoy mismo, de mirar todas las cosas
con los ojos de la fe, con los ojos de Dios; y aunque las apariencias
nos griten, con los hechos, que Dios no nos ama, no le prestemos oídos.
¿Qué habría sucedido si la Virgen, en la hora del Calvario, ante las
tremendas apariencias, hubiera claudicado y dudado del amor de Dios
Padre? También nosotros, aunque las apariencias sean terribles,
tremendas, no dudemos que Dios nos ama. Al menos, no juzguemos a Dios,
suspendamos el juicio, ya pasará el tiempo y veremos con claridad que
todo era para bien.
Pero
es necesario que, pase lo que pase, debemos estar convencidos de que
Dios nos ama infinitamente, pues ésa es la gran verdad que nos debe
consolar en todo tiempo y en cualquier circunstancia.
miércoles, 23 de septiembre de 2015
Confianza...
Confiar en Dios.
24 DE AGOSTO DE 1922
Jesús dice a Sor Josefa:
“Escribe cómo Mis almas darán a conocer Mi Corazón de Padre a los pecadores”.
Josefa escribe arrodillada delante de la mesa mientras Jesús va hablando:
“Conozco el fondo de las almas; sus pasiones y el atractivo que sienten por el mundo, por el placer. Yo sabía desde la eternidad cuántas almas amargarían Mi Corazón y que para muchas, Mis sufrimientos y Mi Sangre serían inútiles… pero no es el pecado lo que más hiere Mi Corazón… lo que más lo desgarra es que no vengan a refugiarse en El después que lo han cometido”.
Comentario:
Aquí el Señor claramente dice que hay algo que le hiere más que el mismo pecado, y es la desconfianza del alma, que después del pecado, en lugar de echarse en los brazos de Dios, huye de Él.
Así también nosotros, como Adán después del pecado, tenemos miedo de Dios cuando sabemos que hemos pecado, y en lugar de acercarnos a la Misericordia divina, huimos de Dios. Pero lamentablemente lejos de Dios sólo está Satanás, que se aprovecha de nuestro miedo y desconfianza en Dios, y nos arrastra cada vez más hondo en el pecado.
Siempre debemos tener presente, con respecto a nuestro pecado, que Dios ya sabía desde toda eternidad que efectivamente íbamos a cometer ese pecado, que quizás nos parece tan grave y que tal vez lo sea. Pero también Dios, que es sapientísimo y previsor, ha provisto, también desde toda eternidad, el remedio para anularlo. De modo que no debemos tener miedo de que hayamos hecho algo que es irreparable y que ya no tenemos perdón, porque no es así, pues Dios sabía desde siempre que nosotros haríamos eso, y ha preparado también de antemano la medicina para arreglar nuestro error.
De modo que jamás debemos pecar. Pero si pecamos, sepamos que Dios sabía que pecaríamos y de antemano ha preparado su amor para colmarnos de él, cuando vayamos llorando a sus pies. De manera que no debemos temer nunca, jamás debemos tenerle miedo a Dios, sino todo lo contrario, una santa confianza en su perdón y amor. Y lógicamente no debemos abusar de la misericordia de Dios, entendiéndose ello como el pecar abiertamente y sin reparos por maldad, porque Dios es bueno pero no quiere que nos hagamos daño, y pecando nos hacemos mucho daño.
Vayamos con mucha confianza a confesarnos con el sacerdote católico, en quien está el mismo Jesús esperándonos lleno de compasión y amor, para restaurarnos la gracia y volvernos amorosamente al redil.
Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío.
martes, 22 de septiembre de 2015
Conversión...
Mensaje de conversión
Cada vez más buenos.
La conversión es un proceso que debe durar toda la vida, porque toda la vida seguimos cometiendo errores y tendremos que continuar perfeccionándonos en el bien, para ser perfectos como el Padre celestial es perfecto. Porque de eso se trata la conversión: de ser buenos. Y siempre tendremos en nosotros alguna arista que limar, alguna dureza o maldad arraigada en nosotros, que conviene quitarla, de a poco y con perseverancia, pidiéndole ayuda a Dios, para ser cada vez más gratos al Señor.
Si nos examinamos bien, notaremos que en nosotros todavía hay muchas cosas que dejan mucho que desear, y que no somos todo lo buenos que podríamos ser.
Hagamos que nuestro corazón se haga de carne, compasivo, misericordioso, pues de ello se trata la conversión: de hacernos buenos, como Bueno es Dios.
Y tratemos de reparar por el mal cometido, porque nada hay imperdonable para Dios, y siempre que cometemos algún pecado, falta o error, Dios lo puede remediar, y nos pide que hagamos algo que nos cueste, como reparación por esa falta de amor, porque en definitiva todo pecado es falta de amor, a Dios y al prójimo.
Cada día debemos tratar de ser mejores, más buenos, con todos, amando a todos y rezando por todos, porque ésa es la voluntad de Dios para nosotros y para todos los hombres. Si tratamos de cumplirla, entonces nos estaremos convirtiendo cada día, y tal vez, algún día, nos encontremos que estamos mucho más cerca de la perfección, y sin soberbia, estaremos más contentos con nosotros mismos, porque seremos más gratos a los ojos de Dios.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)