jueves, 17 de marzo de 2016

De aquellos lugares...


Mensaje...


Mensaje de Misericordia

Oh Dios mío
2 Cuando miro hacia el futuro, me atemorizo, 
Pero ¿por qué sumergirse en el futuro? 
Para mí solamente el momento actual es de gran valor, 
Ya que quizá el futuro nunca llegue a mi alma.
El tiempo que ha pasado no está en mi poder. 
Cambiar, corregir o agregar, 
No pudo hacerlo ningún sabio ni profeta. 
Así que debo confiar a Dios lo que pertenece al pasado.
Oh momento actual, tú me perteneces por completo, 
Deseo aprovecharte cuanto pueda, 
Y aunque soy débil y pequeña, 
Me concedes la gracia de tu omnipotencia.
Por eso, confiando en Tu misericordia, 
Camino por la vida como un niño pequeño 
Y cada día Te ofrezco mi corazón 
Inflamado del amor por Tu mayor gloria. 
(del Diario de Santa Faustina Kowalska)
Comentario:
¡Cuántas veces nos quedamos lamentándonos por el pasado, por lo que ya fue, y no vivimos bien el momento presente! Dejemos nuestro pasado en la Misericordia de Dios. Confiemos en Dios que todo lo puede cambiar y conducir al bien. Aunque hayamos hecho algo grave, Dios siempre puede convertir el mal en bien. ¿Hemos hecho algo mal o muy mal? Perfecto. Pero Dios está fuera del tiempo y Él sabía que nosotros íbamos a hacer eso, y seguramente habrá provisto desde toda eternidad el modo de solucionarlo y hacer germinar el bien, del mal hecho. Lo que necesitamos imperiosamente es tener más confianza en Dios. Hagamos como el niño pequeño que confía a su papá el juguete que acaba de romper, sabiendo que el papá lo puede arreglar todo. Y así es Dios, que todo lo puede arreglar, porque Él todo lo puede, y vivamos tranquilos y en paz, no pensando en el pasado ni en el futuro, sino viviendo con amor y confianza el momento presente.
Jesús, en Vos confío.

miércoles, 16 de marzo de 2016

Mensaje...

Mensaje sobre la oración

Estamos en guerra.
“A través de la oración el alma se arma para enfrentar cualquier batalla”.
(Diario #146 – Santa Faustina Kowalska)
Comentario:
Desde la rebelión de Lucifer, existe una gran batalla entre el Bien y el Mal, y los hombres estamos implicados en este combate, aunque no lo queramos, porque por ser imágenes de Dios, el demonio nos odia sobremanera y sólo los que oran incesantemente pueden salir sanos y salvos de esta gran contienda.
No dejemos nunca el arma de la oración, porque estaremos perdidos en poco tiempo, ya que al dejar la oración, nos vamos entibiando en el fervor y comenzamos a ocuparnos y preocuparnos sólo por las cosas de la tierra, los bienes materiales, y así perdemos el camino que lleva al Cielo.
Si Jesús, que es Dios, quiso orar mucho, siendo que Él no lo necesitaba; ¡cuánto más nosotros, pobres hombres necesitados de todo, debemos orar para pedir a Dios todos los auxilios necesarios para pasar bien la prueba de la vida, que siempre nos puede sorprender, y si no estamos preparados con una vida de oración, nuestra ruina espiritual será muy grande!
No hablemos tanto de oración, sino más bien practiquémosla, recemos cada día.
Si se nos hace difícil, arranquemos al menos con el rezo de las tres avemarías al levantarnos y al ir a acostarnos. Luego sigamos con el rezo de un misterio del Rosario, hasta que podamos ir rezando cada vez más hasta llegar al Rosario completo.
Ya lo dijo San Alfonso María de Ligorio: “El que reza se salva y el que no reza se condena”. ¿Necesitamos algo más claro para entender la importancia capital de la oración?

martes, 15 de marzo de 2016

Vestir...

María Madre Misericordiosa

Viste al desnudo.
María con nosotros practica las obras de misericordia, y como buena Madre viste nuestra desnudez con la prenda de la gracia divina. Porque la gracia santificante nos la ha obtenido el Señor Jesús, pero nos la aplica María Santísima, ya que Ella es la Medianera de todas las gracias. Así María viste a los desnudos, es decir, nos viste a nosotros que estábamos desnudos por el pecado original y por los pecados personales.
Como niños pequeños dejémonos vestir por nuestra Madre del Cielo, que Ella tiene vestidos primorosos para nosotros, porque la Virgen, si la dejamos hacer, no sólo nos viste humildemente, sino que nos arropa con prendas de reyes y reinas, de modo que aparecemos ante Dios como príncipes de su Reino.
Dejemos a María la tarea de vestirnos con dones y gracias de todas clases, y de parte nuestra sólo confiemos en Ella, que es Madre de Misericordia. Y si estamos desnudos por el pecado, es tiempo de que volvamos a Dios por medio de una sincera y completa confesión con un sacerdote, y será Jesús por medio de María y a través del sacerdote católico, que nos arropará nuevamente con el vestido de la gracia santificante.
Pidámosle también a la Virgen que arrope de virtudes y gracias a todos nuestros seres queridos, que a veces andan por la vida, desnudos, sin darse cuenta que están desnudos, porque les falta la gracia de Dios en sus almas.

lunes, 14 de marzo de 2016

Fadellin Daraa...


Saludos...

Felíz inicio de semana para...
tod@s mis amistades...
l@s quiero mucho...
Dios los bendiga...
Amén...

Cuidar...


Cuidar las miradas.

Los grandes maestros de la vida espiritual, y el mismo Cristo en su Evangelio, nos dicen que el mal entra por los ojos. De modo que si queremos vivir en gracia y amistad de Dios, debemos vigilar nuestras miradas.
Porque el ojo ve la carne y apetece la carne; ve el oro, y apetece el dinero; ve el poder, y quiere ese poder. De modo que la tentación es muy fuerte para el sentido de la vista.
También Eva, en el Paraíso terrenal, fue tentada por el sentido de la vista, porque vio el fruto prohibido, y le pareció apetecible, agradable a la vista y bueno para adquirir sabiduría.
Así es la tentación siempre. Y como bien dicen las Sagradas Escrituras, que no hay nada nuevo bajo el sol, entonces sabemos que el demonio actúa siempre de la misma manera, y los hombres siempre respondemos a los estímulos de la misma forma, de modo que nada ha cambiado desde los inicios, y al diablo le resulta muy fácil precipitar en el abismo infernal a un número muy grande de almas. Ojalá nuestra alma no sea una de las que serán precipitadas en el infierno. Y para ello debemos controlar nuestras miradas.
Jesús lo ha dicho claramente en el Evangelio, que si nuestro ojo nos es ocasión de pecado, hay que arrancarlo y arrojarlo lejos, porque es mejor entrar en el Cielo sin nuestros ojos, que ser arrojado con ellos al infierno.
De modo que si queremos permanecer en gracia y amistad de Dios y salvarnos, tenemos que ser prudentes en las miradas.
Y no podemos evitar decir que en este tiempo somos bombardeados con imágenes obscenas y tentadoras por todas partes, desde la televisión, internet, hasta en las calles de la ciudad, en las revistas, y en todo lugar, de modo que es casi un milagro el permanecer en gracia de Dios.
Pero Dios sabía esto y ha querido darnos una grandísima ayuda: la Santísima Virgen. Ella nos ayudará a ser puros y honestos en las miradas, y a ser morigerados en nuestros deseos, y así seremos siempre agradables a Dios.
Cerremos lo ojos al mal, porque se trata de nuestra salvación eterna.
En lo posible evitemos exponernos al peligro, porque por la mirada entra el deseo carnal, dando lugar a la más compleja de las hambres, que baja a morder el corazón y desmantela toda el alma. Por eso el demonio siempre comienza por la materia, por la tentación impura, ya que desde allí conquista toda la persona.
Estemos atentos y no seamos mojigatos, pero tampoco seamos fáciles presas del Maligno. Recordemos que lo más importante en esta vida es salvar la propia alma, y todo lo demás es secundario, aunque sean cosas muy importantes.