domingo, 12 de febrero de 2017

Salmo...

Salmo 119(118),1-2.4-5.17-18.33-34.
Felices los que van por un camino intachable, 
los que siguen la ley del Señor,
Felices los que cumplen sus prescripciones 
y lo buscan de todo corazón,

Tú promulgaste tus mandamientos 
para que se cumplieran íntegramente.
¡Ojalá yo me mantenga firme 
en la observancia de tus preceptos!

Sé bueno con tu servidor, 
para que yo viva y pueda cumplir tu palabra.
Abre mis ojos, 
para que contemple las maravillas de tu ley.

Señor, enséñame el camino de tus preceptos, 
que los quiero seguir hasta el final.
Instrúyeme, para que observe tu ley 
y la cumpla de todo corazón.

sábado, 11 de febrero de 2017

And I love Her. The Beatles - (¡Qué noche la de aquel día!)

Promesas...

Mensaje sobre el Santo Rosario

Promesa de la Santísima Virgen María a los que rezan el Santo Rosario
2. Yo prometo mi protección especial, y las más notables gracias a todos los que recitasen el Santo Rosario.
Comentario:
Con esta sola promesa de la Virgen ya deberíamos tener entusiasmo para rezar el Rosario todos los días, pues Ella promete su protección especial sobre aquellos que lo rezan. ¿Y qué significa tener la protección especial de María? Significa TODO. Porque María es la Vencedora del Infierno y es Madre de Dios y Madre nuestra. Como Vencedora de Satanás, nos defiende del Maligno a todas horas y en los momentos más graves en que el demonio se enfurece con nosotros. Como Madre de Dios nos da toda clase de gracias que Ella obtiene de su Hijo Jesucristo, que es Dios y le ha confiado todas sus riquezas a María para que las distribuya a quien quiera y como quiera. Y como Madre nuestra que es, María vela sobre nosotros siempre; pero si rezamos el Rosario, velará especialmente sobre nosotros, indicando con ello que tendrá un cuidado preferencial sobre nuestros cuerpos y almas. ¿Y qué mayor alegría y tranquilidad que esto? Recemos el Rosario todas las veces que podamos. Cuanto más rezamos el Rosario, tanto más María se une a nosotros y más gozamos de su compañía y auxilio.

viernes, 10 de febrero de 2017

Crecer...

Crecen juntos.

En la parábola del trigo y la cizaña, el Señor nos ha querido poner sobre aviso que a medida que vaya pasando el tiempo, el bien y el mal crecerán juntos, es decir, que los buenos y los malos se irán perfeccionando, los primeros en el bien, y los segundos en el mal. De modo que por eso es que en estos tiempos vemos cosas aberrantes que nos dejan atónitos, y no podemos dar crédito a que se cumplan tantas maldades en el mundo. 
Es que acercándonos al Fin de los Tiempos, a la siega, los buenos se perfeccionan en el Bien, y los malos se hacen malísimos. Se va tomando partido, cada vez más notorio: o con Cristo o contra Él, de modo que ya no hay términos medios y es por eso que el Señor dijo a sus ángeles que dejaran que trigo y cizaña crecieran hasta la siega, pues es en ese momento en que no hay peligro de equivocarse, ya que la cizaña se diferencia muy bien y radicalmente del trigo, es decir, los buenos se distinguen claramente de los malos. 
A medida que pasa el tiempo, la mejor parte de la humanidad, aunque quizás la más pequeña, va subiendo por el camino de la virtud y el bien; y la peor parte de la humanidad, también la más numerosa, va descendiendo a un abismo de vicio y de pecado que no tiene parangón. De modo que cuando haya llegado el tiempo de la cosecha, del Juicio, se habrá alcanzado la perfección del vicio. Por ello es que cada vez vemos cosas peores, que se aceleran porque el fin se va como precipitando y como dice el Apocalipsis, al demonio le queda poco tiempo para perder a la mayor parte de los hombres y centuplica sus esfuerzos. 
Es el momento en que los buenos y los que cumplen los mandamientos de Dios son puestos a prueba y en la mira de una feroz persecución. Pero quien persevere hasta el fin, se salvará.


jueves, 9 de febrero de 2017

Lecturas...

Lectura espiritual

Ejemplo 8.
La Virgen acoge siempre el ruego perseverante
“Recuerdo un hecho que me impresionó vivamente y aconteció el año 1967 en que tomé parte en la Gran Misión de Lima (Perú).
Había terminado la Misión y para que viera algo de ese país, me llevaron unos religiosos a visitar un pueblo de la Cordillera de los Andes, cuya altura era asombrosa.
Regresábamos de la excursión, y cerca de un pequeño poblado casi perdido en la inmensidad de aquellos montes, una avería del automóvil nos detuvo. Mientras el mecánico reparaba el coche, comentábamos paisajes y costumbres, a la vez que nos acongojaba observar la falta de asistencia espiritual de aquellas poblaciones privadas de sacerdote.
Pensando en esto y hablando de ello, se llegó al grupo que formábamos los expedicionarios un hombre de mediana edad, que dirigiéndose a mí (por ser el único que vestía sotana), dice: “Padrecito: Le ruego venga conmigo a casa, donde tengo muy enferma a mi madre viejita. Ella pide un sacerdote, y el más próximo está a 300 kilómetros de aquí, y no da tiempo a ir por él porque dice mi vieja que se encuentra muy mal y que se muere...”
“No me hice repetir la súplica. Le dije al buen hombre: “Vamos. ¿Está lejos?” “Muy cerquita” –respondió mi acompañante.
“Anduvimos un buen camino y nos presentamos en la casa de la anciana. Al entrar en su habitación, lo primero que me sorprende es contemplar junto a la cama, en una mesita, la estampa de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.
“Animo en lo posible a la enferma, y luego la confieso... La paz de su alma se refleja en su rostro. Y con voz débil, tomándome la mano para besarla, dijo: “Esto es lo que siempre le pedí a la Virgen: no morir sin confesión... Y le rezaba tres Avemarías”...
“Salí de aquella casa emocionado... La Madre de Dios había escuchado la oración de la sencilla mujer peruana... ¡Y, precisamente el sacerdote que “dispuso” la Señora que atendiera a esa alma que tantas veces la había invocado como “Perpetuo Socorro”, fue un Misionero Redentorista!”...
¡¡Maravillas con que nos recrea la Santísima Virgen!!
P. Luis Larrauri, C. SS. R.
(Misionero Redentorista). Carta de 21 de junio de 1968.
 

miércoles, 8 de febrero de 2017

Mensaje...

Mensaje a los Ciberapóstoles

Ejemplo 18.
La Madre Celestial premia la virtud
Un caso curioso me viene a la memoria: Una muchacha de veintiún años mantenía relaciones amorosas con un joven de veintitrés años. Y un día me dijo ella, muy apenada, que ese joven no iba ya a verla, por lo que se sentía triste y desesperada.
Le pregunté cuál fuese el motivo de ese apartamiento del joven de que me hablaba, y entonces me declaró lo siguiente: “Porque él había empezado a molestarme, pretendiendo consintiera algunas libertades que no me gustan; y le dije que hablaba con él porque le creía un hombre formal y respetuoso, y me disgustaban las excesivas libertades entre nosotros, pues yo siempre suspiraba por llegar al matrimonio con un hombre que supiera respetar a la novia hasta ese día.”
“El que yo dijera esto, le disgustó y se fue; y pasa el tiempo y no vuelve. Y esto me entristece y apena, porque, en verdad, yo le quiero mucho, puesto que lo creo bueno en el fondo.
¡No sé qué hacer, Padre! Aconséjeme...”
Le di una estampa de las tres Avemarías, diciéndole que encomendara su problema de amor a la Santísima Virgen, y no se acostara ningún día sin rezarle las tres Avemarías.
Pasó algún tiempo, y la muchacha perseveraba en el rezo y la confianza en la Madre de Dios; y un día, estando aquélla pensando precisamente en el joven que la tenía enamorada, se presentó éste en su casa, pidiéndole perdón por su mal comportamiento anterior y prometiéndole que en adelante se portaría como novio que sabe respetar a la novia, y manifestando su deseo y propósito de casarse cuanto antes.
Ella, contentísima, me visitó, diciendo: “Padre: esto ha sido un prodigio de la práctica de las tres Avemarías. ¡La Virgen me ha escuchado!... ¡Le he contado a él lo ocurrido, y ahora no dejamos los dos de rezar diariamente las tres Avemarías, a la vez que con la natural alegría e ilusión preparamos la celebración de nuestro matrimonio para el mes de agosto de este año”...
¡Veis aquí otra “pequeña maravilla” de la Santísima Virgen, realizada en favor de quien la invocó con fe y confiadamente rezándole uno y otro día las tres Avemarías!
...

martes, 7 de febrero de 2017

Signos...

Signos de los tiempos

Falta de fe.
Cuando Jesús habla sobre el fin de los tiempos hace la siguiente pregunta: “¿Cuando el Hijo del hombre vuelva, encontrará fe sobre la tierra?”. Con ello el Señor nos quiere prevenir que la fe, la verdadera fe, se irá perdiendo paulatinamente, y que solo quedará un resto fiel, unido a María y consagrado a su Corazón Inmaculado, que permanecerá fiel al Papa y a Cristo. En otra parte dice el Señor que el que persevere hasta el fin, se salvará.
Estas son cosas que debemos saber para ponernos en guardia y no dejarnos arrastrar por los falsos profetas que hoy abundan, los teólogos presuntuosos, sacerdotes y obispos que se oponen al Papa. Pero ya sabemos quién fue el primer Desobediente: Satanás, y los que desobedecen a la Iglesia, al papa, son hijos del diablo, aunque tengan cargos importantes en la Iglesia.
Es tiempo de que nos consagremos al Corazón Inmaculado de María, para formar así el ejército que vencerá al Anticristo cuando éste se manifieste. Y lo vencerá con el auxilio de María Santísima, que con su talón, aplastará la cabeza a la serpiente infernal.
La Virgen promete que el que se consagre a Ella no perderá la fe. Entonces no perdamos tiempos y consagrémonos lo antes posible a María y llevemos a esta consagración a todos nuestros seres queridos.
¡Ven Señor Jesús!