viernes, 19 de octubre de 2012

Salmos...


Partículas de Salmos

El sol, figura de Dios. 
Allí le puso tienda al sol, que sale como un esposo de su tálamo, y se lanza alegremente cual gigante a recorrer su carrera. Parte desde un extremo del cielo, y su giro va hasta el otro extremo; nada puede sustraerse a su calor. (Salmo 18, 6-7). 
Comentario: 
Así como el sol con su luz inunda toda la tierra, y sus rayos benéficos caen sobre todos los cuerpos, limpios y sucios, blancos u oscuros; también Dios con su bondad, emana sus beneficios sobre todos los hombres, pero unos saben aprovecharlos, y otros, en cambio, los utilizan para el mal.
¿Se puede decir que Dios es el culpable de que las criaturas usen mal los dones que Él da? No. Cada uno es responsable de lo que hace. Y si bien unos, por ejemplo, utilizan la buena salud para hacer el bien, otros la usan para pecar y hacer el mal.
Cuando uno mira lo imponente que es un amanecer, no tiene más que alabar al Creador de semejante espectáculo, y elevar la mente y el espíritu a Él, que con la grandiosidad de su obra nos muestra un poco de su belleza infinita.
Al sol no se lo puede mirar directamente sin quedar cegado, por eso el Señor nos dice que sólo en el Cielo podremos mirar a Dios cara a cara, sosteniendo su mirada, porque seremos semejantes a Él, seremos como soles en su Cielo, y le veremos tal cual es.
¡Bendito sea Dios!

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