domingo, 23 de diciembre de 2012

La oración...


Para qué rezar

Rezar para agradecer.

Si le damos las gracias al barrendero que nos barre la calle, al empleado que nos atiende, ¿cómo no vamos a darle las gracias a Dios, que nos provee de todo y nos mantiene constantemente en la existencia por amor? Porque aunque Dios no nos concediera lo que le pedimos, ya por el sólo hecho de existir, de vivir en este mundo, tenemos que darle gracias, y eso lo hacemos por medio de la oración.

Recordemos aquel episodio de los diez leprosos que fueron curados por el Señor, y sólo uno volvió atrás a dar gracias a Dios, y sólo ése fue salvado completamente. Con esto nos quiere mostrar Cristo que el agradecimiento obtiene nuevas gracias, y por medio de la oración no sólo debemos pedir a Dios, sino decirle que lo amamos, que estamos agradecidos con Él por todo el amor que tiene para con nosotros y los seres que amamos.

Como dice la liturgia, es justo y necesario, es nuestro deber y salvación dar gracias a Dios siempre y en todo lugar.

Si meditáramos más estas palabras que sabiamente nos dirige la Iglesia, entonces nuestra vida sería un canto de agradecimiento a Dios, lo cual nos obtendría un mar de beneficios, porque quien agradece a Dios se hace objeto de la predilección de Dios, y Él colma de bienes por encima de lo imaginable, a quien se muestra agradecido.


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