miércoles, 19 de diciembre de 2012

Sagrado Corazón de Jesús...


Mensaje del Sagrado Corazón de Jesús a Sor Josefa Menéndez, con comentario
Reparación.
2 DE ABRIL DE 1922
Otra de las almas del Purgatorio que visitan a Sor Josefa, le dice:
“He pasado siete años en pecado mortal y tres años enferma rehusando siempre confesarme.  Tenía bien abierto el infierno, y hubiera caído en él, si con tus sufrimientos de hoy, no me hubieses obtenido fuerza para confesarme y ponerme en gracia.  Ahora estoy en el Purgatorio y te ruego que pidas por mí, pues así como has podido salvarme, puedes sacarme pronto de esta cárcel tan triste”.
“Estoy en el Purgatorio por mi infidelidad…  No he correspondido al llamamiento divino.  Desde hacía doce años estaba resistiendo a mi vocación y viviendo en peligro de condenarme, pues para quitarme el remordimiento, me había entregado al pecado.  Doy gracias a la bondad divina que ha querido, por tus sufrimientos, darme valor para ponerme en gracia.  ¡Qué difícil era mi salvación!  Ahora te pido tengas piedad de mí y me saques pronto de este lugar de penas”.
Otra alma más dice:
“Ofrece por nosotras la Sangre de Nuestro Señor.  ¿Qué sería de nosotros si no hubiera almas para aliviarnos?”
Comentario: 
Una de las notas características de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, es la reparación. Y reparación es lo que tenemos que hacer nosotros los Apóstoles del Sagrado Corazón, porque no sólo con la reparación aliviamos el Corazón de Jesús, tan lastimado por los pecados, sino que también socorremos a las almas detenidas en el Purgatorio, ya que ofreciendo todo por ellas, las sacamos bien pronto de esas penas tremendas.
Si pensáramos más en el Cielo, en el Purgatorio y en el Infierno, no seríamos tan indolentes y tibios, prontos a dejar por la mitad y por pereza todo buen emprendimiento para la salvación de las almas.
Pidamos al Sagrado Corazón que nos encienda el corazón con la llama ardiente del amor a Dios y a las almas, porque tenemos una única vida, y lo que hagamos en ella, tiene peso para toda la eternidad. Y no sólo nos beneficiamos nosotros, sino que nuestra vida bien vivida, beneficia a innumerables almas que esperan nuestro socorro y muchas de las cuales se podrán salvar sólo gracias a nuestra abnegación.
Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío.



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