MEDITACIÓN DE HOY
No meditamos.
La verdad es que con la vorágine del tiempo que corre velozmente, no tenemos casi ni tiempo para meditar un poco lo que va sucediendo en nuestras vidas y a nuestro alrededor, y así perdemos valiosos tesoros de sabiduría, pues si meditáramos un poco en lo que nos va aconteciendo, veríamos la mano providente y amorosa de Dios, que nos acaricia o nos llama fuertemente con castigos para que volvamos al buen camino, si es que andamos errados.
Demos gracias a Dios de que estamos vivos, porque aunque nuestra vida esté llena de sufrimientos, la gracia de estar vivos todavía, de tener tiempo para reparar, para arrepentirnos y confesarnos, para mejorar, para salvarnos, es un tesoro impagable.
La verdad es que a veces en las grandes ciudades, suele haber algún corte de energía eléctrica de un par de días, y eso viene muy bien para que se apaguen un poco los aparatos que nos tienen entretenidos siempre, y pensar un poco más en nosotros, en quienes nos rodean, y en la situación en que estamos.
Alguna vez leí en un libro piadoso que Jesús decía que si el mundo se detuviera un momento a pensar, a meditar, cambiaría radicalmente. Pero el mundo no quiere pensar, la gente quiere aturdirse voluntaria o involuntariamente, y además el demonio hace de todo para que las personas no mediten, por lo que muchos terminan sus días en este mundo, muy lejos de Dios y del bien, y se precipitan en el abismo infernal, si la Misericordia de Dios no los despierta un poco antes, y los salva milagrosamente.
No esperemos a último momento para convertirnos, sino vayamos meditando cada día lo que vamos viviendo a la luz de la Verdad, a la luz del Evangelio, y entonces nos haremos sabios según Dios, y estaremos siempre dispuestos para dar el salto a la eternidad cuando nos llegue el momento.
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