Quince minutos con el Ángel Custodio
Ayúdame a rezar.
Querido Ángel Custodio mío, te ruego hoy que me ayudes a rezar. Porque sé muy bien que de la oración depende mi salvación eterna y la salvación de los que amo, y de otras personas. Pero a veces se me hace muy difícil rezar, e incluso quiero rezar el Rosario u otras oraciones ya armadas, cuando en realidad no puedo concentrarme por problemas o situaciones complicadas. Es entonces en esos momentos que te pido que me asistas para que pueda elevar aunque sea mi mente atribulada hacia Dios, para que, más que con los labios, sea con el corazón que eleve una plegaria al Cielo.
Tú me puedes ayudar, ángel mío, ya que Dios te ha puesto a mi lado para que me asistas en todo momento, ¡y qué mayor necesidad tengo de tu asistencia que cuando me siento cansado y abatido para rezar! Porque como bien lo ha dicho San Alfonso María de Ligorio: “El que reza se salva y el que no reza se condena”; siento temor porque a veces quisiera rezar y no encuentro la motivación para hacerlo, o porque estoy muy débil o cansado u ocupado. Por eso te ruego, Ángel de mi guarda, que me ayudes a rezar. Y si yo no puedo rezar por algún motivo, entonces que seas tú quien supla mi voz ante el Padre eterno. Reza tú por mí, porque sé que me amas como a ti mismo, y quieres llevarme al encuentro definitivo con Dios.
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