Mensaje a los consoladores de Jesús y María
Vayamos a visitar a Jesús.
¡Cuánto amor hay en los corazones de Jesús y de María! Pero también ¡cuánto dolor! Y nos parece que ellos pueden estar indiferentes a la maldad de los hombres, al odio que mata a los hermanos y provoca innumerables abortos, que son asesinatos de criaturas inocentes, las preferidas de Dios porque son niñitos que tanto ama nuestro Señor. Reparemos con nuestro amor las heridas de esos dos dulcísimos corazones, tan lastimados por los hombres, por los pecados de la humanidad. Si a veces vemos a un pariente cercano que sufre, ¿no nos compadeceremos de Jesús y María que sufren lo indecible por tanta maldad? Es tiempo de que consolemos con nuestro amor y fidelidad a Jesús y a María. Y una forma de consolarlos es diciéndoles palabras de amor, de cariño, de amigos. Reparemos tanta frialdad y odio, vayamos a visitar a Jesús al Sagrario, al lado del cual siempre está María adorando a Jesús. Allí nos encontraremos con ambos y les haremos una grata compañía y así ellos sabrán que no es inútil la redención, que no es inútil tanto dolor de su parte.
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