Lo recibido.
Siempre debemos ser agradecidos con Dios por las cosas recibidas a lo largo de nuestra vida. Y aunque a veces nos parezcan que fueron cosas menos buenas, no nos apuremos a juzgarlas todavía, porque quizás con el paso del tiempo o en la misma eternidad, cambiaremos nuestro juicio, nuestro punto de vista sobre ellas.
También recordemos que se podría dar el caso de que si otro hubiera recibido todos los dones del Cielo que hemos recibido nosotros, quizás los habría empleado muchísimo mejor que nosotros y habría dado muchos más frutos que los que hemos dado nosotros.
Que este pensamiento nos haga ser humildes, y nos ayude a no juzgar a los hermanos, porque tal vez ellos no han recibido lo que, por gracia de Dios, sí hemos recibido nosotros.
Siempre humildad y misericordia, compasión y perdón. Dejemos a Dios el juicio, porque hay muchos factores que intervienen en las acciones humanas, y nosotros sólo vemos las apariencias.
Centrémonos más en nosotros, en trabajar por hacer producir frutos con los dones que el Señor nos ha otorgado, porque a quien más se le ha dado, también más se le pedirá. Y si bien es una gracia el haber recibido mucho, también es una gran responsabilidad y compromiso, porque deberemos devolver en proporción.
Así que siempre la humildad, porque Dios detesta a los soberbios y ama y ensalza a los humildes.
También recordemos que se podría dar el caso de que si otro hubiera recibido todos los dones del Cielo que hemos recibido nosotros, quizás los habría empleado muchísimo mejor que nosotros y habría dado muchos más frutos que los que hemos dado nosotros.
Que este pensamiento nos haga ser humildes, y nos ayude a no juzgar a los hermanos, porque tal vez ellos no han recibido lo que, por gracia de Dios, sí hemos recibido nosotros.
Siempre humildad y misericordia, compasión y perdón. Dejemos a Dios el juicio, porque hay muchos factores que intervienen en las acciones humanas, y nosotros sólo vemos las apariencias.
Centrémonos más en nosotros, en trabajar por hacer producir frutos con los dones que el Señor nos ha otorgado, porque a quien más se le ha dado, también más se le pedirá. Y si bien es una gracia el haber recibido mucho, también es una gran responsabilidad y compromiso, porque deberemos devolver en proporción.
Así que siempre la humildad, porque Dios detesta a los soberbios y ama y ensalza a los humildes.
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