sábado, 9 de mayo de 2015
viernes, 8 de mayo de 2015
Misa...
Vayamos a Misa |
La Iglesia Católica manda ir a Misa los domingos y fiestas de guardar, pero muchas personas no cumplen con ello, entre otras cosas porque ponen como excusa que a la iglesia van personas cuya conducta en el mundo deja mucho que desear.
Pero ¿qué es la Misa? ¿Acaso no es el mismo Sacrificio de Cristo en la Cruz? ¿Y qué hubiéramos visto nosotros si hubiésemos asistido a la pasión del Señor hace dos mil años, en la cima del monte Calvario? Habríamos estado entre una multitud embrutecida, que profería insultos y maldiciones. Habríamos estado entre personas a quienes no les interesaba mayormente lo que pasaba, por ejemplo los soldados. Y también hubiésemos compartido con un grupo reducido de personas buenas, que también presenciaban la escena, como la Santísima Virgen, San Juan, algunas mujeres piadosas y pocos, pocos más, en medio de un mar de odio. Entonces tengamos esto presente para cuando vayamos a Misa, para no escandalizarnos de la conducta de las personas en ella y fuera de la iglesia, porque cada vez más se asemeja la Santa Misa de hoy, al Sacrificio de Cristo en la Cruz, pues no faltan los traidores, los que comulgan en pecado mortal y son como los que insultan al Señor y su Madre. E incluso a veces el mismo Sacerdote celebrante, ofrece el sacrificio en pecado, o deja tanto que desear en su celebración, que se cumple también el misterio de aquella Última Cena y Primera Misa del Jueves Santo, en que Judas Iscariote participó sacrílegamente. Así que no nos escandalicemos de las personas que van a Misa, y vayamos de todos modos. Es más, justamente por ese motivo debemos participar de la Misa siempre, no sólo los Domingos, sino de ser posible todos los días, pues Jesús, que en la Santa Misa muere en la Cruz, necesita tener cerca a un puñado de hombres y mujeres que lo amen y consuelen en ese tremendo momento de su Dolor. Si tenemos fe, entonces a partir de hoy veremos las cosas de otro modo y no faltaremos nunca más a Misa, porque tendremos claro que yendo, consolaremos el Corazón de Jesús, y seremos de las “caras amigas” que tiene el Señor, en medio de un mar de odio o indiferencia. |
miércoles, 6 de mayo de 2015
Mirada...
Tema de hoy
Con los ojos de Dios.
Los hombres, especialmente quienes tenemos fe en Dios, debemos aprender a mirar todas las cosas con los ojos de Dios, es decir, con los ojos de la fe, con visión sobrenatural. Porque de lo contrario caeremos en el fatalismo, en creer que Dios es malo o injusto, sin ver la realidad de las cosas.
Un ejemplo: Sucede un terremoto o calamidad natural y mueren millares de personas. Debemos saber que eso no viene de Dios, sino del demonio. Pero Dios lo ha permitido. ¿Y por qué lo permitió? Por bondad, porque todo lo que Dios quiere o permite, aunque sean cosas malas, e incluso muy malas aparentemente, en realidad Él sabe sacar el bien de ellas, y las transforma en bienes.
Nosotros, los hombres que vivimos en este mundo y que vemos sólo el aquí y ahora de las cosas, no somos capaces de saber ni el futuro ni lo que hay en la eternidad, y por eso no pocas veces nos atrevemos a juzgar a Dios, o al menos estamos desconformes con la voluntad permisiva de Dios.
Pero pensemos un poco. La gente que ha muerto en un accidente o calamidad como por ejemplo un terremoto, quizás se haya salvado de lo que vendría después, porque morir entre las ruinas, es mucho mejor que morir en una guerra atómica, o padecer bajo el reinado del Anticristo. ¿Quién nos asegura que nosotros mismos, dentro de algunos días, no envidiaremos a los muertos por el terremoto? Es una suposición, pero puede darse, y no sabemos lo que depara el futuro.
Muchas veces estamos tristes porque muere un ser querido prontamente, y no sabemos que quizás, Dios le quiso evitar un mal futuro, pues si continuaba viviendo en este mundo habría sufrido un mal mucho mayor.
Entonces es tiempo de ver las cosas con los ojos de la fe, porque lo que Dios permite, si lo ha permitido, aunque sean cosas “malas”, en realidad es lo mejor pues Dios sabe sacar de ello el bien. En nosotros está el ser verdaderamente cristianos y creyentes para aceptar la voluntad de Dios y, como la Virgen, continuar creyendo que Dios es bueno aunque tengamos que ver cosas tristes en nuestra vida, como la Virgen viendo morir a su Hijo Jesús.
Nadie dice que sea fácil, y que no debamos derramar lágrimas amargas. Pero ¿quién puede comprender la potencia de una fe tan viva y una confianza tan fuerte? Si hacemos así, entonces no sólo seremos fuertes en la fe, sino que obtendremos todo de Dios, porque pediremos en la oración a Dios que nos libre de todos los males, pero en caso de que sucedan, los aceptaremos con resignación cristiana.
martes, 5 de mayo de 2015
Meditar...
MEDITACIÓN DE HOY
No meditamos.
La verdad es que con la vorágine del tiempo que corre velozmente, no tenemos casi ni tiempo para meditar un poco lo que va sucediendo en nuestras vidas y a nuestro alrededor, y así perdemos valiosos tesoros de sabiduría, pues si meditáramos un poco en lo que nos va aconteciendo, veríamos la mano providente y amorosa de Dios, que nos acaricia o nos llama fuertemente con castigos para que volvamos al buen camino, si es que andamos errados.
Demos gracias a Dios de que estamos vivos, porque aunque nuestra vida esté llena de sufrimientos, la gracia de estar vivos todavía, de tener tiempo para reparar, para arrepentirnos y confesarnos, para mejorar, para salvarnos, es un tesoro impagable.
La verdad es que a veces en las grandes ciudades, suele haber algún corte de energía eléctrica de un par de días, y eso viene muy bien para que se apaguen un poco los aparatos que nos tienen entretenidos siempre, y pensar un poco más en nosotros, en quienes nos rodean, y en la situación en que estamos.
Alguna vez leí en un libro piadoso que Jesús decía que si el mundo se detuviera un momento a pensar, a meditar, cambiaría radicalmente. Pero el mundo no quiere pensar, la gente quiere aturdirse voluntaria o involuntariamente, y además el demonio hace de todo para que las personas no mediten, por lo que muchos terminan sus días en este mundo, muy lejos de Dios y del bien, y se precipitan en el abismo infernal, si la Misericordia de Dios no los despierta un poco antes, y los salva milagrosamente.
No esperemos a último momento para convertirnos, sino vayamos meditando cada día lo que vamos viviendo a la luz de la Verdad, a la luz del Evangelio, y entonces nos haremos sabios según Dios, y estaremos siempre dispuestos para dar el salto a la eternidad cuando nos llegue el momento.
lunes, 4 de mayo de 2015
Fotografías...
Dios nos llama a concentrarnos en lo esencial, como Su Presencia Eucaristica
En el mensaje de ayer desde Medjugorje, 2 de mayo, la Virgen dijo que la Santidad produce milagros. Que milagro mas extraordinario que el Sagrario conteniendo a Dios Vivo hecho Pan, el Santo de los Santos.
Sera por eso que la Virgen se dejo fotografiar en forma de luz, para que podamos entender el misterio de la Eucaristia. Ella, una vez mas, nos llama a su Hijo, Jesus.
En esta ocasión tenemos tres fotografías que fueron tomadas durante la exposición del Santísimo en la Capilla de Adoración de la Parroquia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, en Glenview, Illinois, Estados Unidos.
viernes, 1 de mayo de 2015
Sencillez...
Sencilla.
No compliquemos la doctrina católica que es sencilla, como Dios es sencillo, y que cualquiera la puede entender, y que incluso la entienden mejor los pequeños, y no los doctos y repletos de ciencia humana.
¡Qué misterio éste de que a veces los más dotados de inteligencia y saber, resulta que son los que más oposición y “peros” ponen a las manifestaciones de Dios y de la Virgen!
También Lucifer era el ángel más perfecto y bello, y esta perfección y belleza le perdió, porque se quiso poner por encima de Dios.
Muchos hoy quieren ponerse por encima de Dios, y hasta tienen la osadía de decir que si ellos hubieran estado en la creación del universo, le habrían dado algunos consejos a Dios, y habrían hecho las cosas de modo diverso. La verdad es que la soberbia no tiene límites, y en lugar de aceptar humildemente lo que Dios nos dice y creer firmemente, se niega o se pone en duda todo.
Pero ya el Señor nos lo ha dicho en su Evangelio, que el Padre ha ocultado los secretos del Reino a los sabios y prudentes según el mundo, y en cambio los ha revelado a los sencillos, humildes y pequeños.
Ojalá nosotros estemos dentro del número de los que acogen la Palabra de Dios con un espíritu virgen, sin tantas superestructuras y saberes terrenos, que muchas veces entorpecen la verdadera fe.
No nos extrañemos que en el Cielo veamos a muchos hombres y mujeres, tal vez incultos, pobres, despreciados por el mundo, pero ocupando los más altos puestos junto al Señor, porque supieron creer con sencillez y firmeza.
La ciencia, la verdadera ciencia nos debe llevar a Dios y hacernos más fácil el creer. Pero si lo que aprendemos, nos estorba el creer, entonces hay que descartarlo, porque para agradar a Dios y ser santos no hacen falta muchos libros y saberes, sino que con el Evangelio y la vida que vivimos, ya tenemos de sobra para llegar a ser santos, y arrastrar con nosotros a un número muy grande de almas hacia la santidad.
Huyamos de los teólogos que utilizan palabras difíciles y vuelven complicado lo que es simple, pues Dios es simple y lo que viene de Él también lo es.
Por eso a veces no nos animamos a hacer apostolado, porque nos parece que tenemos que explicar tantas cosas difíciles, que no sabemos por dónde comenzar a instruir a los otros. ¡Y sin embargo todo se reduce a amar a Dios con todas las fuerzas y potencias del alma, y amar al prójimo como a nosotros mismos, cumpliendo los Diez Mandamientos! Ahí está todo, y si enseñamos esto, ya estamos evangelizando de la mejor manera.
¡Qué misterio éste de que a veces los más dotados de inteligencia y saber, resulta que son los que más oposición y “peros” ponen a las manifestaciones de Dios y de la Virgen!
También Lucifer era el ángel más perfecto y bello, y esta perfección y belleza le perdió, porque se quiso poner por encima de Dios.
Muchos hoy quieren ponerse por encima de Dios, y hasta tienen la osadía de decir que si ellos hubieran estado en la creación del universo, le habrían dado algunos consejos a Dios, y habrían hecho las cosas de modo diverso. La verdad es que la soberbia no tiene límites, y en lugar de aceptar humildemente lo que Dios nos dice y creer firmemente, se niega o se pone en duda todo.
Pero ya el Señor nos lo ha dicho en su Evangelio, que el Padre ha ocultado los secretos del Reino a los sabios y prudentes según el mundo, y en cambio los ha revelado a los sencillos, humildes y pequeños.
Ojalá nosotros estemos dentro del número de los que acogen la Palabra de Dios con un espíritu virgen, sin tantas superestructuras y saberes terrenos, que muchas veces entorpecen la verdadera fe.
No nos extrañemos que en el Cielo veamos a muchos hombres y mujeres, tal vez incultos, pobres, despreciados por el mundo, pero ocupando los más altos puestos junto al Señor, porque supieron creer con sencillez y firmeza.
La ciencia, la verdadera ciencia nos debe llevar a Dios y hacernos más fácil el creer. Pero si lo que aprendemos, nos estorba el creer, entonces hay que descartarlo, porque para agradar a Dios y ser santos no hacen falta muchos libros y saberes, sino que con el Evangelio y la vida que vivimos, ya tenemos de sobra para llegar a ser santos, y arrastrar con nosotros a un número muy grande de almas hacia la santidad.
Huyamos de los teólogos que utilizan palabras difíciles y vuelven complicado lo que es simple, pues Dios es simple y lo que viene de Él también lo es.
Por eso a veces no nos animamos a hacer apostolado, porque nos parece que tenemos que explicar tantas cosas difíciles, que no sabemos por dónde comenzar a instruir a los otros. ¡Y sin embargo todo se reduce a amar a Dios con todas las fuerzas y potencias del alma, y amar al prójimo como a nosotros mismos, cumpliendo los Diez Mandamientos! Ahí está todo, y si enseñamos esto, ya estamos evangelizando de la mejor manera.
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