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lunes, 14 de marzo de 2016
Cuidar...
domingo, 13 de marzo de 2016
Sagrario..
Mensaje espiritual
¿Dónde está Jesús?
Jesús está en los Sagrarios de las iglesias, esperándonos a que lo vayamos a visitar, pues se ha quedado allí para compartir con nosotros y darnos alivio en nuestro caminar terreno.
A veces estamos contentos cuando tenemos un amigo que tiene influencias o es poderoso, y estamos orgullosos de ello. Pero, ¿caemos en la cuenta de que Jesús Todopoderoso es nuestro Gran Amigo y que está esperándonos día y noche en el Sagrario para colmarnos de gracias y dones? Ser amigos de Dios es lo mejor que nos puede pasar, porque somos amigos del que todo lo puede y del Amor mismo.
Entonces hagamos un lugarcito en el día para hacer una visita al Señor, oculto en el Sacramento, y así consolaremos su Corazón Divino tan ofendido por los hombres ingratos. Pero como Jesús no se deja ganar en generosidad, cuando nosotros vayamos a consolarlo a Él, saldremos mucho más consolados nosotros, pues ya Jesús dice en el Evangelio: “Vengan a Mí todos los que están afligidos y agobiados y Yo los aliviaré.” Cuando le damos algo al Señor, Él nos devuelve el ciento por uno.
Algunas veces pensamos qué hermoso hubiera sido poder vivir en tiempos de Jesús y verlo y tratar con Él. Pero no caemos en la cuenta de que Él se ha quedado misteriosa pero realmente presente en el Santísimo Sacramento del Altar, y que está con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, disponible en todo momento para atendernos, escucharnos y consolarnos. Por eso vayamos al Sagrario a hablar con Jesús, y si no nos sale ninguna palabra, quedémonos así en silencio y apoyemos nuestra cabeza contra su pecho y estémonos así un buen rato. De esta forma tomaremos muchas fuerzas para seguir en el combate de todos los días y estaremos preparados para afrontar las pruebas y el sufrimiento, cosas estas que nunca faltan en la vida humana.
Tengamos Fe, vayamos al Sagrario, hablemos con Jesús, amemos al Señor y viviremos felices en medio de los acontecimientos de esta vida.
sábado, 12 de marzo de 2016
Caridad...
Diario vivir
Exquisita caridad.
No
esperemos las grandes ocasiones para ser santos, sino seamos santos en
lo cotidiano. Y una manera de serlo en las cosas de todos los días, es
teniendo una exquisita caridad con todos, especialmente con quienes
convivimos a diario.
Si
Jesús en su Evangelio nos ha mandado amar a nuestros prójimos, debemos
saber que nuestros prójimos más cercanos son los que tenemos más cerca,
tanto espiritual como materialmente.
De modo que tenemos que ser caritativos con todos, pero de manera especial, con quienes convivimos cada día.
Si
hacemos así, veremos que nuestra familia y nuestro entorno se irá
haciendo cada vez más ameno, y nosotros ganaremos mucho porque habremos
dado no un paso, sino más bien un salto hacia la santidad.
¡Cómo
nos cuesta tratar bien a los que están diariamente con nosotros! Porque
la misma frecuencia y familiaridad de trato, a veces nos hace perder un
poco el respeto y la delicadeza. ¡Que nunca nos suceda esto, e
intentemos tratar a nuestra esposa/esposo, hijos y demás familiares de
forma siempre fresca y nueva, llena de caridad y de paciencia!
Parece
cosa de poca monta esto que decimos, pero si lo tratamos de llevar
realmente a la práctica, veremos que no es nada pequeño el propósito,
sino una de las cosas más grandes en el camino de santificación.
No
seamos nunca motivo de división en la familia ni entre los amigos, sino
siempre puntos de encuentro y unión, porque ya lo ha dicho el Señor en
el Evangelio que quienes trabajan por la paz, serán llamados hijos de
Dios.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
viernes, 11 de marzo de 2016
Salvación...
Reflexión mariana
Tabla de salvación.
Así como los náufragos tratan de aferrarse a una tabla para salvar su vida de morir ahogados; así también los pecadores debemos aferrarnos a María Santísima, para no ser engullidos por el mar del mundo, de las pasiones, de las tentaciones y del Maligno, que constantemente atentan contra nosotros y tratan de hundirnos en el fondo del Abismo.
Acudamos a María, que Ella sabrá echarnos una mano para que no nos trague la vorágine del mundo y del infierno, puesto que la Virgen está inamovible, como Dios es inamovible, y nos atraerá a su firmeza y ya nada ni nadie podrá quitarnos de sus manos maternales.
Vayamos a María, invoquémosla pidiéndole auxilio, que Ella no rechaza a ninguno, por pecador que fuera, y antes fallarán el cielo y la tierra, pero no se podrá decir que María ha dejado a la deriva a quien con confianza acudió a Ella.
Aunque estemos ya con un pie en el abismo infernal, no desconfiemos de María, sino llamémosla en nuestra ayuda, y veremos los grandes milagros que esta Doncella de Dios sabe hacer por los que la invocan con fe y confianza.
Si amáramos más a la Virgen, entonces ya tendríamos nuestra vida eterna asegurada, y también la vida terrena, que se deslizaría por caminos tranquilos, custodiados por esta Virgen purísima, que no deja desamparado a quien le tiene devoción.
jueves, 10 de marzo de 2016
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miércoles, 9 de marzo de 2016
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