lunes, 27 de enero de 2014

Papa Francisco...

Papa Francisco ‏@Pontifex_es
Queridos jóvenes, no se conformen con una vida mediocre. Déjense seducir por lo que es verdadero y bueno, por Dios.

Espíritu Santo...

Pecados contra el Espíritu Santo
  • Desesperación de salvarse
  • La presunción de salvarse sin merecimientos
  • La impugnación de la verdad conocida
  • La envidia o pesar de la gracia ajena
  • La impenitencia final
Los pecados que claman al cielo
  • Homicidio voluntario
  • Pecado impuro contra el orden de la naturaleza
  • Opresión del pobre, de la viuda y del huérfano
  • La defraudación o retención injusta del jornal del trabajador.
El pecado que no Tiene PerdónLeemos en las Sagradas Escrituras:
"El que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón nunca, antes bien será reo de pecado eterno" (Mc 3,29; Cf. Mt 12:32; Lc 12:10). 
¿Por qué la blasfemia contra el Espíritu Santo es imperdonable?Porque se trata del rechazo radical a la gracia que Dios ofrece para la conversión. Según Santo Tomás de Aquino es un pecado “irremisible por su misma naturaleza porque excluye los elementos gracias a los cuales se concede la remisión de los pecados”.
La blasfemia contra el Espíritu Santo es presumir y reivindicar el “derecho” de perseverar en el mal. Es un rechazo a al perdón y a la redención que Cristo ofrece. La blasfemia contra el Espíritu Santo es la obstinación contra Dios llevada hasta el final. Es negarse deliberadamente a recibir la misericordia divina.
Nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica en el # 1864:

No hay límites a la misericordia de Dios, pero quien se niega deliberadamente a acoger la misericordia de Dios, mediante el arrepentimiento, rechaza el perdón de sus pecados y la salvación ofrecida por el Espíritu Santo (Cf. DV 46). Semejante endurecimiento puede conducir a la condenación final y a la perdición eterna.

El pecado contra el Espíritu Santo consiste, pues, en la negación de parte de la persona, a aceptar la salvación y el perdón dados por Dios.  Cuando el corazón de una persona se obstina de tal manera que no acepta que necesita arrepentirse de sus pecados y se resiste a esta gracia, comete el pecado contra el Espíritu Santo el cual puede llevarlo al infierno. ¿Por qué? No porque la Iglesia y el Señor no puedan perdonarle, todo lo contrario, sino mas bien porque la persona misma, voluntariamente ha rechazado este perdón y salvación dadas por Dios.  
Juan Pablo II en su Encíclica sobre el Espíritu Santo, Dominum et vivificantem 46-48, explica este pecado contra el Espíritu
"Esta blasfemia no consiste en el hecho de ofender con palabras al Espíritu Santo; consiste, más bien, en el rechazo de aceptar la salvación que Dios ofrece al hombre por medio del Espíritu Santo."  
Mas adelante dice: "...consiste en el rechazo radical de aceptar esa remisión, de la que el mismo Espíritu Santo es el íntimo dispensador, y que presupone la verdadera conversión obrada por El en la conciencia" Si Jesús declara imperdonable este pecado es "porque esta no-remisión está unida, como a su causa, a la no-penitencia, es decir, al rechazo radical a convertirse."

Como nos lo explica el Papa, el pecado contra el Espíritu Santo consiste en la resistencia y el rechazo a la conversión. Es el Espíritu Santo el que nos convence del pecado ( Jn 16:8-9). Rechazar en nuestro corazón esta realidad y obstinarnos en el mal nos lleva a este pecado. Esta era la actitud de los fariseos, que se cerraron a la aceptación del plan divino para reconciliarse con los hombres.


Enseñanzas del Evangelio...

Enseñanzas del Evangelio

Providencia.

No se procuren ustedes oro, ni plata, ni cobre en sus bolsillos; ni alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón; porque el obrero merece su sustento. (Mt 10, 9-10). 
Enseñanza: 
El Señor aquí promete que quien se dedique al Reino de Dios, no quedará sin lo necesario para vivir y mantenerse. Por eso debemos hacer como nos dice Jesús, que primero nos preocupemos por el Reino de Dios y su justicia, es decir, la santidad nuestra y del mundo, y que todas las demás cosas se nos darán por añadidura.
Jesús quiere que seamos como los pajarillos que confían en la bondad del Creador, que cada día les da lo necesario. Así también Dios quiere que tengamos lo necesario cada día, y no todo junto, pues por ello nos ha enseñado a pedir en el Padrenuestro el pan de cada día, el pan cotidiano, pues si tuviéramos todo de golpe, quizás nos olvidaríamos que dependemos en todo de Dios, que somos débiles y miserables, y derrocharíamos muchos bienes. Entonces, al tener la providencia día por día, trabajamos contentos y rezando todos los días para que el Señor nos vaya socorriendo diariamente.
Quien de veras trabaja por Dios y por su Reino, no le faltará nada, e incluso tendrá de sobra, como dice el Señor en el Evangelio cuando da el ejemplo de quien deje casa, parientes, hacienda, etc., por Él y por el Evangelio, recibirá cien veces más y luego la vida eterna.


domingo, 26 de enero de 2014

Uncle Albert Admiral Halsey - PAUL McCARTNEY AND WINGS

La Voluntad de Dios...

¡HÁGASE TU VOLUNTAD!
(Mt 6,10; 7,21; 15,50; Lc 6,47-49; 8,21; Mc 3,35)
  
Cuando el terror y la guerra
quemen con rayos de horror
todas mis ansias de paz:
¡Hágase tu voluntad!.

Cuando las olas del mundo
rompan mi cuerpo en las rocas
de envidia, odio y maldad:
¡Hágase tu voluntad!

Cuando las cuevas umbrías
brillen como altas montañas
hundiéndome en su oquedad:
¡Hágase tu voluntad!.

Cuando el humano egoísmo
viole el aliento de mi alma
llena de tu caridad:
¡Hágase tu voluntad!.

Cuando el puñal del amigo
clave mi abrazo de hermano
en la cruz de la amistad:
¡Hágase tu voluntad!.

Cuando me inunden las lágrimas,
ciega de amor traicionado
por la brutal veleidad:
¡Hágase tu voluntad!.

Cuando el fruto de mi vida,
ávido de otros parajes,
me inmole en su libertad:
¡Hágase tu voluntad!.

Cuando a una rama de mi árbol
corte el hacha de la muerte
o invada la enfermedad:
¡Hágase tu voluntad!.

Cuando se hiele mi invierno,
frío de ausencia y de olvido,
de abandono y soledad:
¡Hágase tu voluntad!.

Cuando al final de la vida
llame la tierra a mi cuerpo
y llames Tú a eternidad:
¡Hágase tu voluntad!.

 
Emma-Margarita R. A.-Valdés
Del libro "Versos de amor y gloria"

Biblioteca de Autores Cristianos (BAC)

Pruebas...

La fe se prueba en el dolor. 

Es relativamente fácil creer cuando todo nos va bien, cuando los días se van sucediendo unos a otros de forma tranquila y sin sobresaltos. Pero cuando sobreviene la desgracia y las cosas no nos salen como pensábamos, e incluso parece que todo nos sale al revés, es entonces ahí donde se prueba nuestra fe. Y si a pesar de todo, seguimos creyendo en Dios, seguimos confiando en Él, en su amor por nosotros, entonces sí que nos hacemos adultos en la fe, y merecemos premio del Señor.

Los ángeles y los santos contemplan maravillados a estos hombres y mujeres que en medio de mil tribulaciones saben seguir creyendo en Dios.

Pero si además, estas personas no sólo creen en Dios, sino que transmiten la fe y son ayudas para sus hermanos desanimados, ahí sí que se elevan a gran altura en el camino escarpado de la santidad.

Ya nos dice San Pablo que quien esté seguro, cuide de no caer, y que no hagamos alarde de nuestra fe, porque todavía no hemos derramado la sangre por Cristo y por el Evangelio.

Así que roguemos a Dios que nos ayude a tener esa fe fuerte que es ayuda en el camino de la vida, que es una luz en medio de la oscuridad de la tribulación y el sufrimiento, para que con ella alumbremos nuestra vida y las vidas de muchos hermanos.

Felíz domingo para todos...
Dios los bendiga, amén...

sábado, 25 de enero de 2014

Comenzando el día...

COMENZANDO EL DÍA

El valor del tiempo.

El tiempo es un tesoro que Dios nos da para que lo aprovechemos, pues si para los hombres del mundo rige el dicho: “El tiempo es oro”, para los católicos debe trocarse por éste otro: “El tiempo es gloria”, pues efectivamente es en el tiempo, que podemos hacer buenas obras y ganar así gloria para el Cielo.

Meditemos en la siguiente frase de San Juan Bosco: “La vida es demasiado corta. Hay que hacer deprisa lo poco que se pueda, antes de que nos sorprenda la muerte.”

Si hasta este día hemos desperdiciado tiempo y energías, recursos y talentos en cosas que no tienen valor para el Cielo, entonces es el momento de caer en la cuenta de que no somos eternos y que el tiempo que Dios nos concede es limitado y, como dice Don Bosco, la vida es corta y no hay que desperdiciarla.

Pensando en estas verdades, vivamos el día de hoy en plenitud, haciendo el bien y gastando nuestra vida en el servicio y el amor a Dios y al prójimo.

Felíz sábado para todos uds...
Dios los proteja y los bendiga, amén...