viernes, 1 de mayo de 2015

Sencillez...

Sencilla.

No compliquemos la doctrina católica que es sencilla, como Dios es sencillo, y que cualquiera la puede entender, y que incluso la entienden mejor los pequeños, y no los doctos y repletos de ciencia humana. 
¡Qué misterio éste de que a veces los más dotados de inteligencia y saber, resulta que son los que más oposición y “peros” ponen a las manifestaciones de Dios y de la Virgen! 
También Lucifer era el ángel más perfecto y bello, y esta perfección y belleza le perdió, porque se quiso poner por encima de Dios. 
Muchos hoy quieren ponerse por encima de Dios, y hasta tienen la osadía de decir que si ellos hubieran estado en la creación del universo, le habrían dado algunos consejos a Dios, y habrían hecho las cosas de modo diverso. La verdad es que la soberbia no tiene límites, y en lugar de aceptar humildemente lo que Dios nos dice y creer firmemente, se niega o se pone en duda todo. 
Pero ya el Señor nos lo ha dicho en su Evangelio, que el Padre ha ocultado los secretos del Reino a los sabios y prudentes según el mundo, y en cambio los ha revelado a los sencillos, humildes y pequeños. 
Ojalá nosotros estemos dentro del número de los que acogen la Palabra de Dios con un espíritu virgen, sin tantas superestructuras y saberes terrenos, que muchas veces entorpecen la verdadera fe. 
No nos extrañemos que en el Cielo veamos a muchos hombres y mujeres, tal vez incultos, pobres, despreciados por el mundo, pero ocupando los más altos puestos junto al Señor, porque supieron creer con sencillez y firmeza. 
La ciencia, la verdadera ciencia nos debe llevar a Dios y hacernos más fácil el creer. Pero si lo que aprendemos, nos estorba el creer, entonces hay que descartarlo, porque para agradar a Dios y ser santos no hacen falta muchos libros y saberes, sino que con el Evangelio y la vida que vivimos, ya tenemos de sobra para llegar a ser santos, y arrastrar con nosotros a un número muy grande de almas hacia la santidad. 
Huyamos de los teólogos que utilizan palabras difíciles y vuelven complicado lo que es simple, pues Dios es simple y lo que viene de Él también lo es. 
Por eso a veces no nos animamos a hacer apostolado, porque nos parece que tenemos que explicar tantas cosas difíciles, que no sabemos por dónde comenzar a instruir a los otros. ¡Y sin embargo todo se reduce a amar a Dios con todas las fuerzas y potencias del alma, y amar al prójimo como a nosotros mismos, cumpliendo los Diez Mandamientos! Ahí está todo, y si enseñamos esto, ya estamos evangelizando de la mejor manera.

martes, 28 de abril de 2015

Perseverancia...

Perseverar es la contraseña

Táctica del Adversario.
Jesús ha dicho en su Evangelio que quien persevere hasta el fin, se salvará. Pero para perseverar debemos tener un motor, un motivo, un objetivo a alcanzar, que nos encienda el deseo de alcanzarlo, para poder poner los medios necesarios para la perseverancia en el bien, en medio de todos los males externos e internos.
Y es aquí donde viene el Maligno, el Adversario, y de un zarpazo nos borra el objetivo, nos quiere hacer creer que no ganaremos el Cielo, que el Paraíso no es para nosotros, que el mal está triunfando en todas partes, que ya no hay nada que hacer, que está todo perdido...
¡Ay de nosotros si nos dejamos embaucar por esta astucia realmente diabólica! Porque entonces, al no tener la esperanza de alcanzar la felicidad, de que el amor venza el odio, de que el Bien venza al mal, entonces nos desanimamos, ¿y quién puede perseverar en estas condiciones?
Sepamos que la victoria no será del demonio, sino de Dios y de su Madre, porque el demonio ya está vencido, ya fue vencido por Cristo en la Cruz. No nos desanimemos al ver los coletazos del mal en el mundo, ni nos quedemos hipnotizados por sus aparentes prodigios y triunfos, porque es un vencido, es el gran Vencido, y Dios es el Vencedor eterno.
Así que renovemos nuestro ánimo maltrecho, y aumentemos nuestra esperanza y confianza en Dios y en su Madre, porque Ellos son y serán quienes venzan, y nosotros venceremos con Ellos.
Si no hacemos así, es lógico que nos desanimemos, y un ejército desanimado va a la derrota. Es necesario arengar a la tropa de los cristianos, y convencernos nosotros mismos de que el Corazón Inmaculado de María triunfará, como lo ha prometido la Virgen, y el Reino de Dios vendrá a la tierra, y nosotros, con nuestro buen obrar y nuestra oración, seremos quienes lo traeremos a este mundo.
Con este objetivo, que sabemos se cumplirá a su tiempo, avancemos confiados y con la luz de la esperanza en el corazón, perseverando cada día en el bien y la verdad, en la gracia de Dios.

viernes, 24 de abril de 2015

Bondad...


Mensaje sobre la reparación

¡Qué bueno es Dios!
¡Qué bueno es Dios que nos permite reparar por el mal cometido! No hay pecado o maldad que no se pueda reparar ante Dios, pues Él perdona y quiere que, con nuestro obrar contrario al mal hecho, reparemos por el pecado cometido.
Y es que Dios ha querido encerrar a todos los hombres en la desobediencia, para tener misericordia de todos. Así hasta los mismos pecados y errores nos deben acercar más a Dios, porque Él es feliz cuando puede perdonar, cuando nos acercamos a Él arrepentidos y le pedimos perdón, entonces Dios se llena de alegría y nos premia por encima de lo que podemos imaginar.
Cuando el niño comienza a caminar, a veces tropieza y se cae. ¡Pero benditas caídas, que hacen que la madre vuelque sobre el pequeño un mar de besos y caricias, para curar el daño que se pudo haber hecho!
Así también Dios, cuando caemos, cuando pecamos, viene a levantarnos y nos cubre de amor y de besos, y nos da la posibilidad de que reparemos por el error, por el pecado. ¿Y cómo se repara? Pues siempre con el amor, porque el pecado es siempre un desamor tanto a Dios como a los hermanos como a nosotros mismos. Entonces debe entrar el amor a reparar la maldad. Y Dios acepta esta reparación amorosa y nos premia por encima de lo que podemos imaginar.
Así que no nos torturemos pensando en todo lo malo que hicimos en el pasado, porque si ya nos hemos confesado con el sacerdote, entonces eso quedó destruido, ya no existe, y si queremos estar más seguros de que Dios nos ha perdonado, reparemos el mal dando amor a Dios y a los hermanos, y entonces Dios nos sonreirá y nos colmará de tantas y tales gracias y favores de todas clases, que no podremos contenerlos en nosotros y necesariamente deberemos derramarlos sobre quienes nos rodean.

lunes, 20 de abril de 2015

Locura...

Todos locos.

Santa Maravillas de Jesús ha dicho que:“Considerando que Dios se hizo hombre por nuestro amor, no sé cómo no nos volvemos todos locos de amor por Él”. 
Y es que por más amor que le demos a nuestro Dios, siempre será poco en comparación con el amor con que Él nos amó y nos ama. 
Debemos volvernos todos locos de amor por este Dios que está Loco de amor por los hombres. No otra cosa nos pide el primer mandamiento: Amar a Dios con locura. 
¡Cuánto amor nos tiene Dios! ¡Y nosotros siempre regateamos con Él, le entregamos bien poco y no nos animamos a dar el salto hacia el heroísmo, hacia el amor total al Señor! 
Es tiempo de dar a cada cosa su lugar, y a Dios el primer lugar en nuestra vida. Porque Él lo merece todo, ha hecho todo por salvarnos, nos mantiene en la existencia dándonos tiempo para ser mejores, y nos espera al fin de nuestra vida para premiarnos con el Cielo. ¡Merece todo nuestro amor! 
Cuando dos seres se aman, buscan estar juntos la mayor parte del tiempo. El esposo que va al trabajo, piensa en la esposa amada, y cuando puede se escapa un momento y va y le dice palabras de amor, o le hace algún obsequio, o mil detalles de amor, y ambos no ven la hora de estar otra vez juntos. 
Tomemos ejemplo del amor humano para trasladarlo al amor entre nuestra alma y Dios, porque no podemos decir que amamos a Dios si no queremos y deseamos estar junto a Él en la oración, en la meditación, recibirlo en los sacramentos, pensando en Él, hablando de Él a todos, pues quien ama, gusta de hablar día y noche del ser amado. 
Otro tanto debemos hacer con María Santísima: amarla casi tanto como amamos a Dios. Y a los varones quizás nos será más fácil amar a esta Reina del Cielo, que será como nuestra Dama, por la que emprenderemos grandes obras y haremos enormes hazañas. 
Volvámonos todos locos de amor por Jesús y por María, como lo hicieron los Santos, y seremos felices ya en este mundo, porque Dios y su Madre no se dejan ganar en amor y generosidad, y volcarán sobre nuestro corazón un río de consuelo amoroso y dones y favores de todas clases.

viernes, 17 de abril de 2015

Tentar a Dios...


Evangelio explicado

Mt 12, 15.
No tentar a Dios.
Jesús, al saberlo, se retiró de allí. Le siguieron muchos y los curó a todos.
Comentario:
Lo que hace Cristo en esta ocasión es no enfrentar a sus enemigos sino huir de ellos, porque aún no había llegado su Hora.
Suelen aconsejar los profesores de artes marciales, cuando enseñan técnicas de defensa y ataque a sus alumnos, que no deben buscar peleas. Y si ven que en una vereda hay un tumulto o una gavilla de malvivientes, no ir derecho hacia ellos sino evitarlos.
No hay que tentar a Dios, y tenemos que ser prudentes, porque Dios nos ayuda siempre y cuando somos humildes y evitemos ponernos en las manos de nuestros enemigos.
Aprendamos también nosotros a no creernos todopoderosos e inmunes de cualquier tentativa de nuestros enemigos, porque Dios siempre nos ayudará, pero también dice la Sagrada Escritura que quien ama el peligro, perecerá en él.
También Jesús en su Evangelio aconseja a los discípulos a huir de una ciudad a otra cuando fueran perseguidos. Hay que amar a los enemigos, pero no ponernos en sus manos.

jueves, 16 de abril de 2015

Frase...

Vivir católico

Frase.
¡Qué felices viviríamos nuestra vida cotidiana si aplicáramos la frase que nos dejara el Padre Pío de Pietrelcina: “Reza, ten fe y no te preocupes”!
Porque si rezamos, entonces “obligamos” a Dios a actuar a favor nuestro, y la oración nunca es desoída por el Señor.
Ya Jesús nos ha dicho en el Evangelio que para conseguir algo en la oración, hay que creer en el fondo del corazón que ya hemos obtenido aquello que pedimos, y entonces lo obtendremos. Pero ¿hacemos así nosotros? ¿No tenemos, acaso, dudas en el fondo de nuestros corazones cuando pedimos algo al Señor o a su Madre?
Si nos acostumbramos a rezar, y mucho, entonces debemos vivir tranquilos, sabiendo que Dios irá delante de nosotros con su poder, abriéndonos el camino y protegiéndonos a nosotros y a los que queremos. Pero, eso sí, no debemos dejar la oración por nada, porque todo nos lo puede dar Dios, pero a condición de que recemos, que pidamos insistentemente y sin desanimarnos.
Y si nos parece que no nos da el Señor aquello que pedimos, en verdad nos dará aquello que tengamos mayor necesidad, porque no conocemos el futuro, en cambio Dios sí lo conoce; y quizás el darnos un don “ahora”, puede ser aparentemente justo y conveniente, pero tal vez no lo sea pasado algún tiempo, y sea más un motivo de tristeza, angustia y males sin número.
Por ejemplo todos pedimos salud, pero si nos mejoramos y curamos ¿emplearemos bien la salud obtenida, o por el contrario nos perderemos por los caminos del placer y de la impureza? A veces no entendemos, pero es aquí donde entra la confianza en Dios, que tenemos que ejercitar y rezar mucho, esperándolo todo de Él, sabiendo que Él es Bueno y que quiere el bien para nosotros. Si pensamos así, entonces estaremos tranquilos pase lo que pase, porque veremos detrás de todo acontecimiento la mano providente y amorosa de nuestro Dios que nos ama infinitamente.

domingo, 12 de abril de 2015

Actualidad...

Tema de actualidad

Lo que no se dice.
Los medios de comunicación masiva dan muchas noticias, pero no nos dan la Gran Noticia, que es la salvación del alma. Efectivamente los medios hablan de todo, pero evitan cuidadosamente decir la verdad, hablar del Bien y la Verdad. Y así los hombres, perdidos en este mar de palabras y de imágenes que día a día los bombardean desde la televisión, no encuentran alimento para sus almas hambrientas de Dios, hambrientas de Verdad.
Se mira la muerte como el final, como algo trágico, siendo que la muerte es sólo un paso, el salto a la eternidad, el comienzo de una vida nueva: de felicidad para los benditos, y de horror para los malditos.
No se habla de que la vida es una prueba, que se vive una sola vez, y que lo que se haga en ella tiene peso para la eternidad, que será de felicidad eterna o de horror para siempre.
Haríamos muy bien en cerrar los ojos y los oídos a estos medios de comunicación, como la televisión, que a fuerza de presentar parcialmente la realidad, y aparte distorsionada, esconden la verdad, esconden a propósito la finalidad de la vida del hombre en la tierra.
Volvamos a las fuentes, meditando la Palabra de Dios, leyendo la Biblia, recibiendo los sacramentos, porque con la cruz de Cristo debemos romper este círculo vicioso en que estamos inmersos y reaccionar saludablemente, para despertarnos de este sopor en que yacemos, y así espabilarnos y empuñar las armas de la oración, la penitencia y el amor, porque de eso se trata el cristianismo, de amar mucho, a Dios y a los hermanos.
Ojalá que la misma vanidad de los medios de comunicación nos impulse a buscar la Verdad en otra parte, y así seamos unos de los afortunados en encontrar la perla de gran valor y el tesoro escondido en el campo, y que tengamos el coraje de venderlo todo para adquirir esas fortunas.