Interpretación del Apocalipsis
En el corazón del Apocalipsis.
Según
muchos mensajes del Cielo, nos encontramos viviendo en el corazón del
Apocalipsis, más específicamente en el capítulo 12 de dicho Libro
profético, donde la Mujer vestida de Sol, la Santísima Virgen, lucha
contra el Dragón rojo, Satanás, que en estos últimos tiempos se hace
presente en el mundo a través del ateísmo marxista, ateísmo teórico y
práctico, y también por medio del materialismo, que es como la
encarnación de Satanás.
Para corroborar este comentario, cito aquí el mensaje dado por la Santísima Virgen al Padre Gobbi, del Movimiento Sacerdotal Mariano, que se refiere a ello:
Para corroborar este comentario, cito aquí el mensaje dado por la Santísima Virgen al Padre Gobbi, del Movimiento Sacerdotal Mariano, que se refiere a ello:
Santuario de Tindari (Sicilia), 14 de mayo 1989
Fiesta de Pentecostés
Fiesta de Pentecostés
El enorme Dragón rojo
“Hijos
predilectos, hoy adoráis e invocáis al Espíritu Santo, que descendió en
Pentecostés sobre los Apóstoles y los discípulos, reunidos Conmigo en
el Cenáculo de Jerusalén.
Lo seguís invocando en estos vuestros tiempos, con confianza y con perseverancia, reunidos conmigo en los muchos Cenáculos de oración que ya se encuentran difundidos por toda la tierra.
Con mi Movimiento Sacerdotal Mariano invito hoy a todos los hijos de la Iglesia a reunirse en un Cenáculo perenne de oración Conmigo, vuestra Madre Celeste.
Invito a todos los Obispos, Sacerdotes, Religiosos y Fieles.
Mi Corazón Inmaculado es el lugar de este nuevo, espiritual y universal Cenáculo.
En él debéis entrar con vuestro acto de consagración, que os confía para siempre a Mí, a fin de que Yo pueda unir mi voz a las vuestras en la invocación del Don de un segundo Pentecostés sobre la Iglesia y sobre toda la Humanidad.
Sólo el Espíritu del Señor puede volver a llevar a la humanidad a la perfecta glorificación de Dios.
Sólo el Espíritu del Señor puede renovar la Iglesia con el esplendor de su unidad y de su santidad.
Sólo el Espíritu del Señor puede vencer la potencia y la fuerza victoriosa del enorme Dragón Rojo, que, en este vuestro siglo, se ha desencadenado por doquier, de una manera terrible, para seducir y engañar a toda la humanidad.
El enorme Dragón Rojo es el comunismo ateo que ha difundido por todas partes el error de la negación y del obstinado rechazo de Dios.
El enorme Dragón Rojo es el ateísmo marxista, que se presenta con diez cuernos, es decir con la potencia de sus medios de comunicación, para conducir a la humanidad a desobedecer los diez Mandamientos de Dios, y con siete cabezas, sobre cada una de las cuales hay una diadema, signo de poder y de realeza, las cabezas coronadas indican las Naciones en las que el comunismo ateo se ha establecido y domina con la fuerza de su poder ideológico, político y militar.
La enormidad del Dragón manifiesta claramente la gran extensión de la tierra ocupada por el dominio incontrastado del ateísmo comunista.
Su color es rojo porque usa la guerra y la sangre como instrumentos de sus numerosas conquistas.
El enorme Dragón Rojo en estos años ha logrado conquistar la humanidad con el error del ateísmo teórico o práctico, que ya ha seducido a todas las naciones de la tierra.
De ese modo se ha logrado construir una nueva civilización sin Dios, materialista, egoísta, hedonista, árida y fría, que lleva en sí los gérmenes de la corrupción y de la muerte.
El enorme Dragón Rojo tiene el objetivo diabólico de sustraer toda la humanidad al dominio de Dios, a la glorificación de la Santísima Trinidad, a la plena actuación del Designio del Padre que, por medio del Hijo, la ha creado para su Gloria.
El Señor me ha revestido con su Luz y el Espíritu Santo con su Divina Potencia; así Yo aparezco como un gran signo en el Cielo, Mujer vestida de Sol, porque tengo la misión de sustraer la humanidad al dominio del enorme Dragón Rojo y de reconducir a toda ella a la perfecta glorificación de la Santísima Trinidad.
Por eso me formo el ejército de mis más pequeños hijos, en todas partes del mundo, y les pido a ellos que se consagren a mi Corazón Inmaculado. De ese modo los conduzco a vivir sólo para la Gloria de Dios, por medio de la fe y de la caridad, y los cultivo, Yo misma, celosamente en mi celestial jardín.
Entonces, cada día Yo me presento ante el trono de mi Señor en acto de profunda adoración, abro la puerta de oro de mi Corazón Inmaculado y ofrezco entre mis brazos a todos estos mis pequeños hijos diciendo:
“Santísima y Divina Trinidad, en el momento de Tu universal negación Yo te presento el homenaje de mi maternal reparación, por medio de todos estos mis pequeños, que cada día formo para tu mayor glorificación.”
De este modo, también hoy, el Señor recibe por boca de los pequeños y de los niños de pecho su perfecta alabanza.”
Lo seguís invocando en estos vuestros tiempos, con confianza y con perseverancia, reunidos conmigo en los muchos Cenáculos de oración que ya se encuentran difundidos por toda la tierra.
Con mi Movimiento Sacerdotal Mariano invito hoy a todos los hijos de la Iglesia a reunirse en un Cenáculo perenne de oración Conmigo, vuestra Madre Celeste.
Invito a todos los Obispos, Sacerdotes, Religiosos y Fieles.
Mi Corazón Inmaculado es el lugar de este nuevo, espiritual y universal Cenáculo.
En él debéis entrar con vuestro acto de consagración, que os confía para siempre a Mí, a fin de que Yo pueda unir mi voz a las vuestras en la invocación del Don de un segundo Pentecostés sobre la Iglesia y sobre toda la Humanidad.
Sólo el Espíritu del Señor puede volver a llevar a la humanidad a la perfecta glorificación de Dios.
Sólo el Espíritu del Señor puede renovar la Iglesia con el esplendor de su unidad y de su santidad.
Sólo el Espíritu del Señor puede vencer la potencia y la fuerza victoriosa del enorme Dragón Rojo, que, en este vuestro siglo, se ha desencadenado por doquier, de una manera terrible, para seducir y engañar a toda la humanidad.
El enorme Dragón Rojo es el comunismo ateo que ha difundido por todas partes el error de la negación y del obstinado rechazo de Dios.
El enorme Dragón Rojo es el ateísmo marxista, que se presenta con diez cuernos, es decir con la potencia de sus medios de comunicación, para conducir a la humanidad a desobedecer los diez Mandamientos de Dios, y con siete cabezas, sobre cada una de las cuales hay una diadema, signo de poder y de realeza, las cabezas coronadas indican las Naciones en las que el comunismo ateo se ha establecido y domina con la fuerza de su poder ideológico, político y militar.
La enormidad del Dragón manifiesta claramente la gran extensión de la tierra ocupada por el dominio incontrastado del ateísmo comunista.
Su color es rojo porque usa la guerra y la sangre como instrumentos de sus numerosas conquistas.
El enorme Dragón Rojo en estos años ha logrado conquistar la humanidad con el error del ateísmo teórico o práctico, que ya ha seducido a todas las naciones de la tierra.
De ese modo se ha logrado construir una nueva civilización sin Dios, materialista, egoísta, hedonista, árida y fría, que lleva en sí los gérmenes de la corrupción y de la muerte.
El enorme Dragón Rojo tiene el objetivo diabólico de sustraer toda la humanidad al dominio de Dios, a la glorificación de la Santísima Trinidad, a la plena actuación del Designio del Padre que, por medio del Hijo, la ha creado para su Gloria.
El Señor me ha revestido con su Luz y el Espíritu Santo con su Divina Potencia; así Yo aparezco como un gran signo en el Cielo, Mujer vestida de Sol, porque tengo la misión de sustraer la humanidad al dominio del enorme Dragón Rojo y de reconducir a toda ella a la perfecta glorificación de la Santísima Trinidad.
Por eso me formo el ejército de mis más pequeños hijos, en todas partes del mundo, y les pido a ellos que se consagren a mi Corazón Inmaculado. De ese modo los conduzco a vivir sólo para la Gloria de Dios, por medio de la fe y de la caridad, y los cultivo, Yo misma, celosamente en mi celestial jardín.
Entonces, cada día Yo me presento ante el trono de mi Señor en acto de profunda adoración, abro la puerta de oro de mi Corazón Inmaculado y ofrezco entre mis brazos a todos estos mis pequeños hijos diciendo:
“Santísima y Divina Trinidad, en el momento de Tu universal negación Yo te presento el homenaje de mi maternal reparación, por medio de todos estos mis pequeños, que cada día formo para tu mayor glorificación.”
De este modo, también hoy, el Señor recibe por boca de los pequeños y de los niños de pecho su perfecta alabanza.”
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